Después del pique de la última pelota en el Gorki Grana, la Liga Femenina amplió su lista de campeones. Las nuevas dueñas del torneo son las chicas de Villa Dora, que no sólo se emocionaron por un título histórico para la institución santafesina, sino también por mandar la copa al interior del país por primera vez. Ellas, las artífices del logro, expresaron sus sensaciones luego de la final.
GEBA, River, Gimnasia y Esgrima de La Plata, UBA, Banco Nación, Boca, Vélez… Una lista de campeones de pleno origen metropolitano, con alguna incursión de esas instituciones en localidades de la provincia de Buenos Aires, como Carmen de Areco o Ramallo. Hasta que llegó Villa Dora, un club santafesino que siempre apostó: primero tan sólo a jugar la Liga, y luego más y más hasta ser campeón. “Nos fue bien la primera vez y nos entusiasmamos”, narró Lorena Góngora, la entrenadora. “Se hizo todo de forma muy seria, pero es inimaginable esto porque uno trabaja, pero cuando jugás contra los monstruos que hay en la Liga, con la competencia que tienen, se hace difícil. Pero evidentemente se puede, con horas de trabajo y entrega, principalmente de las jugadoras”, continuó.
Esa entrega, las chicas también la expresan a través de sus palabras, no sólo en la cancha. Karina Suligoy, la capitana, sostuvo: “Había que ganar como sea, jugando bien o mal. Veníamos invictas, pero Boca es Boca y encima en una final. Te juega a morir, tiene enormes jugadoras, así que no teníamos que regalar nada. Y regalamos el primer set… Después de eso, salimos a comernos la cancha. En defensa, traíamos la pelota como sea. El empuje de todas nos llevó a esto.”
No como jugadora del club pero sí como santafesina, para Marcia Scacchi la gesta también fue especial. “Siempre me gustó brindarle a mi provincia todo lo que recorrí en la vida con el vóley y es una alegría muy grande para mí poder aportarle mi experiencia a este grupo de chicas que son muy jovencitas”, sonrió. Sin embargo, ni esa experiencia bastaba para, en la previa, hacer demasiado tangible este sueño: “Cuando arrancamos, nos pusimos esto como objetivo, pero se veía tan lejos que cuando llega es una satisfacción enorme. Es indescriptible lo que siento; en un año volví a la Selección y salí campeona de la Liga, es más de lo que puedo pedir.”
De hecho, los demás refuerzos también convirtieron en personal esta misión dorada. Para Micaela Fabiani, la cosa fue distinta porque se cerró contra un equipo esencial en su formación, y a raíz de eso admitió: “No fue nada fácil enfrentar a Boca, pero me puse esta camiseta y peleé hasta el final. Villa Dora se merece esto. Me tocó venir a reforzar un equipazo que desde el principio se había propuesto este objetivo. Y fue un partido durísimo; ellas se jugaron todo y nosotras también. Realmente, era para cualquiera.”
La cordobesa Florencia Giorgi, a su tiempo, expresó: “La intención siempre fue ayudar a cumplir este gran sueño de Villa Dora. Nos hicieron sentir a todas como en casa; en un mes nos adaptamos y formamos un gran equipo que fue creciendo día a día. Lo siento como un triunfo propio, como si fuera parte del proyecto desde hace muchos años”. En la misma línea habló la más chica del equipo base, la talentosa sanjuanina Candelaria Herrera. “Qué mejor que llevarnos la copa para casa. Que la copa quede en el interior y hacer historia, eso era lo que se buscaba. Estoy orgullosa de todo el sacrificio que se hizo y agradecida por haber aportado algo al equipo”, enunció, antes de avisar que ya piensa en seguir vistiendo la camiseta de las Doras.
“Jamás me imaginé esto cuando vine a jugar a Argentina”, reconoció Chris Vorpahl, llegada desde Chile para aportar su granito de arena al título. La trasandina, jugadora de Selección y con pasado de campeona en su país, de todas formas vibró al ritmo de todo el plantel: “Sabía que el vóley argentino no tiene nada que ver con el de Chile, pero no me esperaba algo así. Vine a un equipo enorme, con grandes mujeres y grandes luchadoras que tienen corazón y temple. Caí en el mejor lugar posible. Esto no es casualidad, es lo que tenía que ser: un premio al esfuerzo que se coronó de la mejor forma.”
Y además de valores como sacrificio, trabajo, esfuerzo y determinación, todos enumerados por las actrices de esta historia, hubo una pata más, que también se hizo notar en Morón: el empuje de muchas otras almas que integran y siguen a Villa Dora en las gradas. “La gente que nos acompañó es la que colabora día a día para que nosotras estemos acá. El trabajo de ellos y la entrega total de cada jugadora hicieron que lográramos el objetivo”, sentenció Góngora. Suligoy apuntaló la idea: “No hubiéramos salido campeonas si nuestra gente no estaba. Son los que están siempre detrás de nosotras. Gran parte del campeonato es de ellos.”
Solange Didiego
Sergio López
[email protected]