El vóley tucumano vivió uno de los mejores fines de semanas de los últimos tiempos. Dos de los mejores equipos de los últimos años se volvieron a cruzar en una final de Primera Masculina en el que hubo: gran nivel de juego, estadios llenos, hinchadas de ambos lados, variados medios de comunicación que hicieron eco de estos partidos y por sobre todas las cosas, muchos chicos y chicas de inferiores viendo y aprendiendo de los más grande.
Hubo un ganador y también hubo un perdedor como toda serie deportiva. Sin embargo, los roles fueron distintos a lo que venía siendo una hegemonía dentro de la provincia. Tucumán de Gimnasia derrotó 2-1 a Monteros Vóley para coronarse luego de 13 años sin poder conseguirlo.
La segunda final del viernes fue, sin duda alguna, el momento que marcó esta serie para la historia. Monteros había ganado el primer juego en su casa y viajaba a Tucumán de Gimnasia para sentenciar la cuestión y levantar la copa por octava vez consecutiva. 23-20 en el cuarto set a favor de los naranjas, al saque Juan Pablo Abuin (jugador de CTG) y ahí nomás, una seguidilla de saques positivos para estirar la incógnita a un quinto set (25-23)
Y esto recién empezaba. Último set, con ambas hinchadas haciéndose notar. Todo el público expectante para ver como se resolvía la cuestión. Nuevamente, con gran juego colectivo, Monteros volvió a estirar la brecha y se puso match (y championship) point 14-8. Pero, nuevamente al saque fue el “grandote de rastas” Abuin para llevar a cabo la hazaña: tres aces, dos saques positivos y otros tres errores rivales le permitieron a Tucumán de Gimnasia dar vuelta el marcador, ponerse 16-14, ganar el encuentro, estirar la serie a un tercer partido y dejar boquiabiertos a todos los presentes bajo la pregunta “¿cómo fue que pasó esto?”
El domingo, con muchos chicos que habían jugado el Regional Sub. 13 presentes, se volvieron a cruzar ambos equipos. Uno, acababa de salir campeón de la A2 y próximo a jugar su primera Liga A1 de Vóley junto a UPCN y Bolívar. Mientras que el otro, a pocas semanas de jugar ese clasificatorio necesario para entrar en la segunda división del vóley argentino.
Con más de 400 personas en el Estadio, Tucumán de Gimnasia venció a su rival 3-1 (26-28, 25-16, 25-21 y 25-17) y gritó campeón en su casa, con su gente y frente al rival que le venía negando el título hace varios años.
Dicen que las utopías son aquellas que existen hasta que se hacen realidad. Este fin de semana en Tucumán se volvió a quebrar una más. El vóley fue una fiesta por donde se lo mire.
Especial para Somos Vóley,
Gabriel Sánchez,
Federación Tucumana de Voleibol