Con ellos dos, hay que cambiar las reglas de la lógica. Porque el más joven es el que tiene una década de experiencia internacional, y el mayor es el que está viviendo un torbellino de cosas nuevas, en el mejor momento de su carrera. Se trata de Luciano De Cecco y Demián González, los armadores de la Selección que, en la recta final hacia los Juegos Olímpicos, analizan al equipo y se prenden a jugar con esa ironía, mano a mano con Somos Vóley.
Arranca Luciano, el capitán, que con 28 años ya va por su segundo Juego Olímpico y desde 2006 es cara conocida en el equipo nacional: “Estamos bastante bien. Sólo nos falta esperar las últimas definiciones, ajustar los detalles finales y ahí, a armar el bolso y viajar”. Demián, que a los 33 años no sólo tiene al Halkbank de Turquía en el horizonte de clubes, sino que está afianzado con la celeste y blanca como nunca, apuntala: “Hemos demostrado en la Liga Mundial que, si jugamos bien, podemos ir de igual a igual con los mejores. Tenemos que ir partido a partido y tener el equilibrio que nos permita jugar lo mejor posible durante mucho tiempo”.
Más allá de lo colectivo, a los dos se les viene una experiencia única, aunque González es el que más vibra con lo que viene. “Trato de ser cauto”, admite, “pero es un momento increíble. Estar en un Juego Olímpico es mi gran sueño, mucho más que un Mundial. Era mi sueño desde chiquito y falta muy poco para poder cumplirlo. Estoy muy agradecido y es un momento para disfrutar”. De Cecco, que ya tiene en sus espaldas el paso por Londres 2012, igual lo valora: “Me siento muy bien, rodeado de la gente que me quiere, me apoya y me ayuda a estar bien. Tengo la mente abierta, estoy súper positivo para lo que viene y, como todo el equipo, tenemos todas las ganas de ir para adelante”.
Los preconceptos se borran al momento de meterse en lo que cada uno le puede dar al equipo, cuando sale a relucir esta curiosidad de sus trayectorias. El santafesino, el del camino más largo, lo abrevia en las palabras justas, adobadas con humor: “Creo que en este momento soy uno de los puntos fuertes del equipo en cuanto a la experiencia. Trato de transmitirlo y creo que el viejo de acá al lado me envidia un poco por eso, pero ya lo va a vivir también”. El de Morón, el que a pesar de su calma anda con verborragia, se ríe y responde: “Tengo un poco de ansiedad, sí. Soy el viejo del equipo, así que creo que puedo aportar algo de madurez, precisión, tranquilidad. Algo de eso ya se vio, porque en la Liga Mundial tuvimos momentos difíciles y hemos podido calmarnos, estar unidos y salir adelante”.
También, con la humildad como bandera (un denominador común entre ellos), se animan a definir al otro. “Le digo que está en Disney”, bromea Luciano. “Está en un gran momento y lo tiene que disfrutar. Tiene muchos años de Selección B, con mucho trabajo, y ahora le toca una de estas oportunidades que no se dan todos los días. Está tratando de aprovecharla al máximo y es lo que tiene que hacer. Eso sí, a veces se va medio caliente de los entrenamientos”, remata.
“Es un fenómeno”, devuelve a su tiempo Demián, y completa: “Es un gran armador, uno de los mejores a nivel mundial, viene de jugar una final de Serie A1 en Italia y eso es muchísimo. Hace un montón de tiempo que juega en el primer nivel del mundo y tiene mucha experiencia. Lo veo bárbaro”.
La última puntada: resumir al colega en una única palabra. “Fantástico” y “Espectacular” suenan en el aire del CeNARD, ida y vuelta entre De Cecco y González, sin que importe realmente cuál es para cuál. Los dos adjetivos superlativos demuestran que estamos en buenas manos.
Sergio López
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