Es el tramo final de un 2017 en el que, como en otras ocasiones, el vóley argentino da qué hablar. Pero, más allá de todo lo que ocurre en la actualidad, no se puede dejar de lado algo vivido por muchos y anecdótico para otros que forman parte de nuestra Liga Argentina: el 1° de mayo de este año se cumplieron 15 años del campeonato de Liga obtenido por Rojas Scholem, aquella fusión que marcó un punto en la historia de la competencia y la cambió para siempre, en la sexta edición de dicho torneo. Aquí, algunos de los protagonistas evocan aquellos momentos para Somos Vóley.
Pasión, compromiso, alegría, pertenencia, éxito desde cualquier punto de vista fueron algunos de los conceptos encontrados por los principales protagonistas de aquel hecho que revolucionó la forma de ver de este deporte dentro del ámbito local, ya que a partir de entonces, otros empezaron a buscar esa fórmula de fusión Capital Federal-Interior, algo que se consideraba un camino totalmente desconocido.
Juan Manuel Barrial, el principal impulsor de este proyecto junto a los hermanos empresarios rojenses José y Luis Aladro, fue el entrenador de ese inolvidable plantel. Para el año 2000, se encontraba a la cabeza de Scholem Aleijem, equipo que participaba de su segunda Liga y terminó en el séptimo lugar. Al finalizar esa temporada encontró en la infraestructura un problema: estaba quedando chica. Por este motivo, se vio obligado a averiguar por un club para jugar, dentro del radio que la Federación Argentina de Voleibol, quien organizaba el torneo en ese entonces, había estipulado para hacer de local. La condición era que la sede no se alejara más de 300 km de la Capital Federal.
Así, con la elección del club Sportivo Rojas, comenzó esta historia que marcaría un antes y un después en la vida de todos los que formaron parte de ella, tanto desde lo deportivo como por el afecto inconmensurable que recibieron de la gente de Rojas, lugar en donde se respiraba el más puro vóley. “José tenía el termómetro de la ciudad, no tenía dudas de que iba a ser un gran éxito. Luego se produjo una simbiosis terrible entre los jugadores y la gente, se convirtió en una locura: veías a los chicos en la calle jugando al vóley, como hoy los ves con la pelota de fútbol”, expresa Barrial al remover un poco en sus recuerdos, mezclados con algo de emoción.
¿Qué pasó después? Todo se encaminó hacia el único lugar al que esa clase de jugadores lo podían llevar: la gloria. Entre ellos, cinco de nivel de Selección nacional: Hugo Conte, Hernán Ferraro, Gustavo Porporatto, Jerónimo Bidegain y Pablo Peralta. Fue así como, en el nacimiento de ése mayo del 2002, Rojas rubricó la diferencia de 4-1 sobre la UBA y se quedó con la máxima posición dentro del vóley nacional.
Hugo Conte, quien fue la última incorporación al equipo (cuenta Barrial que hizo falta un aporte económico extra por parte de los hermanos empresarios), venía de jugar la Liga Italiana para el Pallavolo Parma, pero al recibir la propuesta no tuvo dudas en meterse: “Los Aladro comenzaron a armar este proyecto para llevarle a Rojas una vida deportiva, que los chicos pudieran ver y se animaran a jugar al vóley. Fue realmente espectacular todo lo que se creó ahí. Sin dudas, fue un momento bisagra con respecto a las provincias”.
Todo parecía mantener el rumbo. Al año siguiente, la fusión se volvió a meter en la instancia final, ocasión en la que enfrentaron al recién incorporado en la competencia, Bolívar Signia. Para ese momento, la Liga ya había crecido en cuanto a presupuestos, pero la llegada del productor Marcelo Tinelli, con una idea similar a la de la combinación inicial de Rojas para su ciudad natal, acentuó todavía más ese aspecto. En paralelo, la rivalidad que tenían Tinelli y Mario Pergolini a nivel mediático generó que este último decidiera, junto a su empresa Cuatro Cabezas, apoyar al equipo de Barrial. Otro cambio rotundo para la Liga disparado por Rojas, aunque esta vez en cuanto a lo mediático.
Por Rojas, entonces, es que surge un nuevo actor protagónico del vóley: Bolívar, uno de los pocos campeones que se mantiene en competencia a lo largo de los años. ¿Cómo surgió? Lo cuenta Guillermo “Willy” Paredes, uno de los iniciadores del proyecto: “Marcelo me pidió algo grande y ahí nació la idea de un club, un equipo, las inferiores y el vóley popular en Bolívar”. Junto a Daniel Castellani, esa idea se pudo llevar a cabo, en parte azuzada por la motivación que sintió Tinelli con el vóley luego del Mundial 2002.
Aquella final 2002/2003, con el furor original Rojas y el nuevo monarca Bolívar, es recordada como una de las mejores de la historia de la Liga. Pero entonces, con todo lo que generaba Rojas, ¿cuándo se inició el conflicto que llevó a que no continuara con su participación? El momento que detectan los protagonistas es, justamente, al terminar aquella segunda actuación, la del subcampeonato ante Bolívar.
Según Barrial, la bisagra vino por un cambio en la comercialización de la Liga. A fines del 2003, la productora Ideas del Sur se reunió con la Asociación de Clubes Liga Argentina de Voleibol, una nueva entidad que comenzaba a organizar del torneo a raíz de la suspensión sobre la FAV, a fines de 2002. En esa reunión, Ideas se postula para comercializar la Liga, lo cual lleva a la firma de un contrato en el plano televisivo y de sponsors. Cuando Cuatro Cabezas se enteró, el socio de Pergolini, Diego Guebel, se comunicó con Rojas: si esto no era llevado a cabo por las dos empresas con un común acuerdo, tomarían la decisión de rescindir el contrato. Y así lo hicieron.
El ingreso de Bolívar había subido la vara de los presupuestos, por lo que era muy difícil seguir en competencia sin un apoyo empresarial, panorama en el que estaba Rojas y que suponía dificultades para mantener un equipo competitivo en ese nuevo estándar económico. La siguiente decisión fue trasladar a Scholem Aleijem a Rosario, ya sin la participación de los Aladro, y el fenómeno se convirtió en algo muy difícil de mantener. “La tristeza fue muy grande, la nuestra y la de la gente. Es más, la primera ronda que jugamos en Rosario, las tribunas se seguían llenando con gente de Rojas, que iban hasta allá y alentaban. Era algo realmente loco”, finaliza Barrial, pintando el nivel de arraigo que había logrado el proyecto.
Hoy en día, las ciudades cambiaron de receta. En vez de mantener esta idea de fusión, apostaron por equipos más genuinos, del lugar de origen. Son los casos, por ejemplo, de los recientes ascendidos desde la A2: Monteros Vóley, una ciudad con historia en la elite pero desde un club que pisa por primera vez la Liga Argentina, y Libertad de San Jerónimo. En cuanto a estos proyectos, Conte respalda: “Hoy es mucho mejor, porque las ciudades tienen a sus equipos, los jugadores viven ahí y los chicos los pueden ver en el día a día. Se origina una identificación más grande. Es mejor que nuestra situación en el 2000 y por suerte se pudo mejorar eso.”
Eso es parte de lo que Rojas le dejó a la Liga Argentina, una Liga que hoy es muy diferente de la de aquellas épocas. Un proyecto ambicioso, un modelo de cómo cautivar a la gente, un piso de identificación y una base para que Bolívar, por caso, llegara después y revolucionara la escena. Un hito en el camino de desarrollo de nuestra competencia.
Especial para Somos Vóley,
Martina Alexandre