Su nombre está asociado a conquistas. El brasileño Bernardo Rocha de Rezende, o simplemente Bernardinho, recogió algunos números impresionantes en su carrera de entrenador, iniciada hace 30 años, cuando fue el asistente técnico de la selección masculina de Brasil en los Juegos Olímpicos de Seúl. Al frente del equipo femenino de su país a partir de 1994, lo transformó en potencia. Con los varones del 2001 al 2016, durante cuatro ciclos olímpicos, hizo de Brasil aquella que para muchos es la mejor selección de todos los tiempos, llegando a la increíble secuencia de vencer a todos los majors (los torneos más importantes a nivel mundial) desde el Mundial 2002 hasta la Copa del Mundo 2007.
Dueño de seis medallas olímpicas como entrenador (y otra como jugador), es el latinoamericano con más podios en Juegos Olímpicos. En las últimas cuatro finales olímpicas y de Mundial, Brasil estaba allí. Fueron 45 torneos oficiales en la selección masculina, con 28 títulos, incluyendo dos oros olímpicos y tres mundiales. Bajo su mando, Brasil subió al podio 42 veces. Bernardinho es, en toda la historia de la modalidad, el técnico más vencedor. Su despedida, en gran estilo, fue con un oro en su ciudad, en los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro, en 2016.
Después de los JJOO de Río, decidió dejar el mando de la selección y ahora se dedica solamente a su club, el equipo femenino del Sesc. Sólo en la Superliga brasileña, fueron 12 títulos con el Sesc, otra marca impresionante en su currículum. Condujo a su club, con un presupuesto modesto ante otros rivales brasileños y aún menor comparado con las constelaciones turcas, italianas y rusas, a dos subcampeonatos mundiales.
Bernadinho sigue de cerca el voleibol argentino. “Lo miro desde 1980 y conocí a grandes jugadores, como aquellos de la generación de Castellani, Kantor, Martínez y compañía, pasando por la de Weber y Milinkovic, que conquistaron óptimos resultados internacionales.” Esa atención es extensiva a la base, pero él hace una alerta: “Hay consistencia en la base argentina, pero todavía no en la selección mayor. Hay todavía un camino a recorrer para que Argentina se establezca entre los principales equipos del mundo y se convierta en candidata efectiva a conquistar medallas en el escenario mundial.”
Para él, la deficiencia de la selección de varones argentina “está principalmente en la cuestión física, en la media de estatura del equipo”, lo que dificulta “la competitividad delante de las selecciones top del escenario mundial”.
Aun así, cree en el potencial de la albiceleste y dijo que, si está completo, el equipo argentino puede “entrar en la pelea” por un lugar en el podio en el Campeonato Mundial 2018, que se disputará del 9 al 30 de septiembre, en Italia y Bulgaria. Ve a Rusia, Estados Unidos, Francia e Italia como los principales favoritos para el título.
La entrevista exclusiva que Bernardo Rezende le concedió a Somos Vóley, a continuación:
– ¿Cómo evaluás la evolución del voleibol masculino de Argentina a lo largo de esta década?
– Veo el voleibol argentino desde los años 1980 y conocí a grandes jugadores, como aquellos de la generación de Castelani, Kantor, Martínez y compañía, pasando por la de Weber y Milinkovic, que conquistaron óptimos resultados internacionales. La última década muestra una Argentina con un proyecto e inversión en las categorías de base, que generaron buenos resultados y que en algún momento probablemente llegarán a la selección adulta. Hay consistencia en la base argentina, pero todavía no en la selección mayor. Hay todavía un camino a recorrer para que se establezca entre los principales equipos del mundo y se convierta en candidata efectiva a conquistar medallas en el escenario mundial.
– ¿Qué te gusta del vóleibol argentino y cuáles son sus principales deficiencias?
– Me gusta la parte técnica, la ejecución de fundamentos es ciertamente una fuerza del vóleibol argentino, y la defensa es una de las grandes virtudes. Argentina es una escuela de levantadores de gran habilidad: desde Kantor a Weber y ahora con De Cecco. La deficiencia está principalmente en la cuestión física, en la media de estatura del equipo, que dificulta la competitividad del equipo delante de las selecciones top del escenario mundial.
– ¿El cambio de entrenador en medio del ciclo olímpico puede ser perjudicial para la selección argentina?
– El medio del ciclo no es el mejor momento para el cambio, pero creo que Argentina tiene grandes entrenadores y que Marcelo Méndez será un excelente sustituto de Julio Velasco.
– Después de 17 años, Argentina volvió a derrotar a la selección A de Brasil y lo hizo dos veces (en 2017 y 2018). ¿Es cada vez menor la diferencia entre las dos selecciones o esos partidos fueron puntos fuera de la curva?
– Fueron dos victorias en momentos no tan importantes dentro de las competiciones, pero las derrotas ciertamente deben hacernos reflexionar sobre nuestras deficiencias y la reducción de esa distancia con Argentina. Son victorias que demuestran la capacidad competitiva de Argentina, pero que necesitan ser comprobadas en momentos decisivos de las competiciones.
– ¿Qué esperás de Brasil y Argentina en el Campeonato Mundial en septiembre?
– Brasil vive un momento delicado en función de las lesiones de jugadores muy importantes, como (los puntas) Lucarelli y Mauricio Borges, lo que hará nuestro camino extremadamente desafiante. Pero Brasil siempre será un candidato en la pelea por medallas, incluso en una competencia tan dura, larga y pareja como el Mundial. Argentina tendrá que demostrar consistencia, la capacidad de ir más allá de alguna victoria sobre un gran equipo e intentar insertarse entre los candidatos a la medalla. No creo que sea una tarea fácil.
– Para vos, ¿quiénes son los favoritos en el Mundial?
– Por lo que mostró en las finales de la Liga de las Naciones, Rusia parte como favorita. También tendremos a Estados Unidos, Francia e Italia. Hay que ver cómo llegarán Polonia, Serbia, y ciertamente Brasil. Creo que hay que poner atención a Canadá y Argentina, que jugando completos pueden entrar en la pelea.
– Estuviste en Francia en julio para ver las finales de la Liga de las Naciones, donde la selección brasileña se quedó en el cuarto puesto. ¿Brasil se estancó?
– Brasil tiene grandes valores, pero sufre las consecuencias de la caída de inversiones y de un plan efectivo para la base, un área muy importante para la sustentación de nuestros resultados. Sumado a eso, la crisis institucional que vivimos ha drenado la credibilidad de la Confederación (Brasileña de Voleibol) y por consecuencia, contamos con menos recursos. Hay que re-equilibrar las cuentas de la institución y reconstruir un proyecto para que los jóvenes talentos, que son muchos, puedan florecer y garantizar la continuidad de grandes resultados. No hubo estancamiento, pero como dije anteriormente, vivimos un momento delicado condicionado por lesiones.
Especial para Somos Vóley,
Sidronio Henrique
Fotos: FIVB