“Ninguno de nosotros es tan bueno como todos nosotros juntos”. Ese fue el lema que se establecieron en la previa del Mundial y que es uno de los principales orgullos para el técnico subcampeón del Mundo. Ya en tierras argentas, Alejandro Grossi describió lo que significó este torneo soñado, aún con cierto sabor amargo por haber estado tan cerca de la gloria máxima.
Sólo habían pasado unos segundos de la llegada al país un día después de la final contra Rusia y todavía con la adrenalina a full. En medio del recibimiento de los familiares, Grossi empezó a caer y dijo: “Ahora estoy más tranquilo, encontrando el punto justo a lo que hicimos, que fue un gran campeonato”, destacó el técnico y agregó: “Durante el viaje fue difícil porque uno logra algo tan importante como un subcampeonato mundial y jugando de la manera que lo hicimos, pero también con cierta sensación amarga porque estando tan cerca uno quiere más y nos faltó poquito. Por eso es raro, pero ahora con la familia y el cariño que recibimos uno empieza a valorar todo lo que pasó y obviamente estoy muy contento”.
El camino de la Selección en el Mundial tuvo muchos obstáculos. A la hora de repasar lo que resultó la primera fase, Grossi relató: “Pasamos por todas las etapas. En la intimidad con el cuerpo técnico les había comentado que si pasábamos el primer grupo, probablemente estábamos entre los cuatro mejores porque teníamos una zona muy difícil. Y así fue. Nos costó mucho el primer partido contra Estados Unidos, un equipo que juega muy bien al vóley. Después, el partido con Rusia, que es el mejor equipo del mundo, y hace cuatro años que viene ganando el Europeo y Mundial. Y al final nos jugamos la clasificación contra Polonia, el último subcampeón europeo y tercero en el Mundial. La verdad que el equipo jugó muy bien y pasando ese escollo se fortaleció”.
“En la segunda fase me sorprendí porque confiaba en que íbamos a pasar pero no de esa manera y jugando con esa solvencia. Creo que Brasil también se vio sorprendido porque jugamos un partido casi soñado y fue el espaldarazo definitivo para poder terminar haciendo los partidos que hicimos después , que jugamos con mucha categoría y que sinceramente no parecía un equipo de juveniles”, continuó el técnico de la Selección Sub 21.
Y este cuento argentino en el Mundial en Tijuana guardó dos capítulos más, nada más y nada menos que las semifinales contra China y la final ante Rusia. “Íbamos fortaleciéndonos a medida que pasaban los partidos. En las semifinales contra China jugamos un partido que hasta pareció fácil por cómo ganamos, pero que no lo es porque China no era un rival accesible, venía de salir tercero en el Mundial Menor de esta camada. Ese triunfo nos potenció y fortaleció para la final y creíamos que se podía y queríamos salir campeones mundiales”.
Sobre la histórica final contra Rusia en la que Argentina jugó dos primeros sets brillantes pero después perdió 3-2, el técnico opinó: “Jugamos dos sets a un nivel muy alto. En el tercero Rusia empezó a meter el saque y a jugar con todo su poderío físico y de ataque y se nos hizo muy difícil poder mantener ese nivel de juego. No nos alcanzó y Rusia nos superó. Nos quedamos con ese sabor amargo de no poder ser campeones, pero tenemos que valorar mucho lo que hicimos, que fue mucho”.
Pasado el Mundial y en el momento de hacer balances, a la hora de responder qué es lo que más le gustó de este equipo, Grossi destacó: “Lo mejor fue la disciplina táctica con la que jugaron, que entendieron que teníamos que jugar en equipo. Teníamos una frase antes del primer partido que instalamos como lema propio para el Mundial, que era ‘Ninguno de nosotros es tan bueno como todos nosotros juntos’. Partido tras partido fueron alimentándose de eso, de ser un equipo, y creo que fue lo que marcó la diferencia con respecto a los demás. El logro más grande de ellos fue interpretar lo que teníamos que hacer y que lo hicieron”.
Por último, la evaluación personal. “Antes de viajar hablamos con el staff y les dije que más allá del resultado que podamos obtener, sobre todo de los resultados buenos, lo más importante que nos habíamos planteado con el cuerpo técnico era lograr que estos chicos pudieran crecer como jugadores y que entendieran lo que tenían que hacer como para poder transformarse en un equipo. Los resultados, después, son una consecuencia. Así que la alegría más grande en lo personal que tengo es esa, estaba tranquilo que habíamos hecho un buen trabajo en ese sentido, más allá del resultado que se pudiese lograr después en el Mundial”, reflexionó Alejandro Grossi, al flamante técnico subcampeón del mundo.
María Eugenia Candal
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