Marcos Aldazabal parecía haber salido de los radares del vóley. Pero las pasiones realmente son casi imposibles de abandonar, y si no alcanza con las decisiones personales, eso que llamamos destino se encarga de demostrarlo. De dejar el deporte de manera profesional para concentrarse en sus estudios de posgrado, Marcos pasó en un abrir y cerrar de ojos a salir campeón en Inglaterra jugando al lado de nada menos que Giba. Un regalo sorpresa y una historia fabulosa para un jugador/abogado viviendo en Londres.
“Hace aproximadamente dos años decidí estudiar en el exterior. Apunté a Inglaterra, porque consideraba que acá estaban los mejores programas en mi área. Fue un proceso de aplicación bastante largo y muy exigente” cuenta Marquillo, recibido como abogado en la UBA en 2016. La decisión llegó acompañada de otra bastante difícil: tener que dejar de jugar para concentrarse en obtener la aceptación de alguna de las universidades inglesas. Su última temporada profesional (la 2016/2017 con Ciudad accediendo a semifinales de la Liga), de hecho, fue compartida con un intenso trabajo como defensor de Milagro Sala en aquel bien conocido caso nacional que ocupó prácticamente todo su tiempo disponible.
El sacrificio valió la pena, ya que a principios de 2018 llegó la esperada noticia: “Me comunicaron que me habían aceptado en London School of Economics, que es una de las mejores universidades del mundo y donde quería estar, y me vine para Londres” cuenta Aldazabal en comunicación con Somos Vóley. El cambio no fue únicamente de ubicación geográfica e idioma, sino aún más profundo: “El sistema de estudio es muy diferente al de Argentina. El nivel de estudio es infinito, pero casi no hay cursada, lo que permite manejar los tiempos con bastante tranquilidad. A pesar de eso, paso 10 horas por día en una biblioteca” confiesa.
Pero no todo es estudio, la experiencia del cambio de país lo llevó a una ciudad de las más importantes del mundo, y así la describe Marcos: “La vida en Londres tiene sus momentos. La ciudad es inmensa, con gente de todos lados, a veces un poco abrumadora, pero siempre muy interesante” relata el amante de la vida cultural de la ciudad, en especial del teatro. Sin embargo, esa metrópolis histórica guardaba una sorpresa especial para el abogado de 28 años, que en su rol de estudiante precisó de un cable a tierra y lo encontró, casi en un acto inconsciente, en el vóley.
Sus inicios fueron un poco accidentados: “Me fui a probar al equipo de la universidad, pero el nivel era realmente ínfimo; la mayoría de los chicos no habían jugado nunca. Cuando me estaba yendo, el entrenador me dijo que pensaba que tenía que jugar la Liga y me recomendó algunos equipos”. Tarea de investigación de por medio, dio con el IBB Polonia, club formado por la comunidad polaca en Londres que funciona como filial del Skra Belchatow. Y lo siguiente es ese poco de suerte que hace falta en las historias de este tipo: “Llegué y dio la casualidad de que a la otra semana empezaba el torneo. Desde un principio me dijeron que me quede, así que de un día para el otro estaba jugando la Liga Inglesa” contó Marquillo.
La Liga se encuentra en un proceso de crecimiento, en parte empujado por clubes como el IBB o Durham, que están dando sus primeros pasos en el camino de profesionalización. Desde la perspectiva de Aldazabal, “la liga es humilde y tiene mucha disparidad de nivel. Este año los dos equipos de arriba eran fuertes, los del medio jugaban, pero los tres últimos eran muy flojos. Hay varios equipos de universidades, que le becan los estudios a extranjeros para que jueguen acá, entonces te encontrás con algunos jugadores bastante buenos, principalmente estadounidenses”. En el caso del equipo del argentino, había una mayoría de jugadores de Europa del este, sólo dos contratados como profesionales, algunos que recibían viáticos y la mayoría que -al igual que Marcos- jugaban por placer.
El IBB hace algunas temporadas decidió hacer una apuesta fuerte en el intento de conseguir sponsoreo para convertirse en el primer equipo profesional de Inglaterra, y en esa línea, decidió participar del NEVZA Clubs Championship, torneo organizado por las federaciones del norte de Europa donde participan equipos daneses, noruegos e islandeses. Fue más bien un intento de ganar experiencia, ya que el nivel por aquellos lados es superior al que se encuentra en Inglaterra. Sin embargo, la segunda gran sorpresa llegó después de “cuatro partidos en tres días, diecinueve sets, dos noches durmiendo en el piso, dos vuelos en aviones para gente de 1,20mts y el peor clima del mundo” según relataba el central en febrero. IBB Polonia se consagró en ese torneo en Copenhague y se convirtió en el primer campeón inglés en un certamen europeo.
Ya a la distancia, Aldazabal reconoce que “nadie se lo esperaba y para el club fue muy importante porque la idea es empezar a jugar copas europeas en los próximos años y éste envión les significó mucho”. Pero la cosa no quedó ahí, porque la hinchada, que Marcos describe como sumamente fiel, tenía una recepción preparada para los campeones: “Cuando llegamos al aeropuerto de Londres, nos habían ido a recibir. No lo podíamos creer. Es increíble la pasión que tienen por el vóley, me sorprendió” recordó.
IBB no sólo logró pisar fuerte en el extranjero, sino que se encaminaba a convertirse en campeón de la Liga local, pero los dirigentes tenían un plan. Con el objetivo de intentar popularizar el deporte y lograr llamar la atención de los medios, fueron en busca de una estrella del vóley para la gran final, programada para el 14 de abril. “A finales del año pasado, un compañero me comentó que había escuchado que estaban pensando en traer a Giba. Yo pensé que era un chiste y me olvidé del tema” cuenta Marquillo. Pero de repente, el rumor se confirmó: “A principios de abril el presidente del club nos contó que efectivamente iba a venir, y así fue”.
De dejar el vóley a jugar con uno de los mejores de la historia. Sin escalas. Giba se sumó a los entrenamientos de IBB Polonia, compartió la última etapa de la preparación para el último partido de la temporada con el equipo y jugó el encuentro ante Sheffield Hallam en el Crystal Palace National Sport Center de Londres. El partido finalizó con la victoria y el festejo del título para IBB, que se impuso por 3-1 (25-15, 24-26, 25-18, 25-23) y se coronó campeón invicto e indiscutido de la mano de Giba y Aldazabal. Apenas terminado el encuentro, Marcos nos contó cómo fue jugar con “el más grande de todos” según él mismo lo definió: “Más allá de lo voleibolístico, me pareció una persona súper agradable. Y ahora que ya estoy bastante lejos del vóley, o que no es lo principal en mi vida, poder compartir cancha con él fue muy especial”. Fue el broche de oro de una temporada no planificada y que llegó casi de manera abrupta. Fue la sorpresa de Londres para Marcos.
¿Y ahora? La pregunta nos obliga a retomar el inicio. Aldazabal continuará con sus estudios, pero el plan es volver a su país: “Termino y me voy para Argentina. Tengo mi trabajo allá, que me gusta mucho, y la gente que labura conmigo me está esperando”. La ciudad intentó cautivarlo con su belleza y oportunidades inesperadas, pero hay razones más profundas en su decisión: “Si bien Argentina tiene sus complicaciones, todo lo que tengo se lo debo a cosas que son particularmente nuestras, como la educación pública”. La convicción de Marcos va todavía más allá y tiene que ver con una suerte de devolución por el camino que le tocó transitar: “Creo que soy totalmente privilegiado de poder estar en Londres formándome y me gustaría retribuir de algún modo todas las posibilidades que tuve y ayudar, desde donde pueda, para que todo esté un poco mejor”. Sin dudas será un campeón y un futuro magister en derecho más que bienvenido.
Fotos: Steve Smith/SandSphotos
Solange Didiego
@soldidiego