N de la R: Se recomienda leer esta nota escuchando la siguiente canción
“Si vas a jugar el juego, muchacho, entonces tienes que aprender a jugarlo bien”. Letra de una canción, pero también un axioma. Para Ian Mehamed una idea que debe aplicar en su vida. En sus dos vidas. En la de jugador de la Selección Argentina de Beach Volley, por un lado. Pero también en la de jugador de póker. Por eso este marplatense de 26 años sigue firme tras los pasos de la frase de Kenny Rogers en la canción “The Gambler”. Claro, “El jugador”.
Para “El ascensor”, como lo apodó el gran Gonzalo “Topo” Rojas en el Circuito Argentino de Beach Volley, tanto el juego de cartas como el de la arena se dieron naturalmente. “Con el póker arranqué de chiquito, a los 5 años más o menos. Me enseñó a jugar mi abuela como un juego más. Pero después, a los 23, mi hermano (Alan) me contó que él estaba yendo a jugar y que creía que yo podía llegar a ser bueno y a generar un ingreso extra. Pero no arranqué a jugar porque sí, me puse a estudiar, a jugar mesas chicas en vivo y por internet”, cuenta el representante argentino panamericano en Toronto 2015.
Vaya resultados. En el primer año jugó 6 torneos grandes, en 4 de ellos llegó al “Heads Up”, una disputa mano a mano por el primer lugar. “Fue entonces cuando me armé de un bankroll (N de la R: Un fondo de dinero destinado al póker) y desde ese día le dedico tiempo al estudio y al juego, no a nivel profesional, pero lo suficiente como para superarme de a poco”.
“¿Puede ayudar en algo el póker a tu juego en el beach volley?”, le preguntamos.
Y el más chico de los Mehamed dice: “Sin dudas, el póker es considerado un deporte más, el azar juega un papel, pero no tan importante como se cree, el resto es mental. Y se estudia mucho sobre lo mental, muchos conceptos de psicología deportiva se aplican, y yo estudiando póker me encontré con muchos libros que me ayudaron también en el beach, en el manejo del miedo, de la ansiedad, de la frustración, por mencionar algunos de los conceptos que están presentes en ambos deportes”.
La estadística juega un papel fundamental en el beach y en las cartas. “En póker uno prevé resultados posibles, y eso es aplicable al beach volley, según las variables en juego (jugar con un equipo que le da más prioridad al bloqueador, o al defensor, al riesgo en el saque, a un sideout que predomine la potencia o la ubicación) uno prepara una estrategia. El estudio de la estadística en póker me ayudó mucho al planteo de estrategias ganadoras en Beach volley. Del beach llevo conmigo la confianza y la autoestima alta, y eso lo apliqué al póker, esa sensación de que un objetivo deseado se va a cumplir, muchas veces ese positivismo me ayudó con las cartas”.
Algo está claro para Ian, quien jugó piso por 8 años, en varios clubes pero principalmente en Mar Chiquita y desde los 9 años vive el romance con el vóley de playa. Está claro que Las cartas se mezclan, pero las pasiones todavía se mantienen en orden. El beach volley siempre está por delante en su vida, por eso no se presentó en varios torneos de póker –“ya habrá tiempo para eso”- porque el beach tiene un lapso de años que permite la acción.
Rosario, Buenos Aires, los alrededores de Mar del Plata fueron los primeros destinos a los que el juego de cartas lo llevó. “Tengo muchos pendientes, el año pasado estuve cerca de ir a Las Vegas, pero estábamos en plena preparación para los Juegos Panamericanos de Toronto y obviamente no fui, pero lo dejé pendiente para un futuro cercano”, reconoce.
Ante las dos especialidades, preguntar por los objetivos duplica la respuesta. “Doble o nada”, sería en el juego. Sin embargo hay algunas coincidencias. El ganador de varias etapas nacionales, que supo jugar junto al campeón del mundo Martín Conde, que ganó etapas sudamericanas con Julián Azaad y que hoy comparte equipo con una verdadera promesa como Nicolás Capogrosso, asegura que “seguir apasionado por la superación es clave, mantener la pasión por jugar y aprovechar para viajar y conocer lugares y gente, también. Agradezco eternamente las experiencias y el dinero que me dieron las dos actividades y ojalá, a través de la motivación y el entrenamiento/estudio, me siga pasando todo esto”.
Lo increíble de su historia es que, allá por los 9 años cuando pisó la arena jugando al beach, siente que la especialidad lo eligió a él: “Desde la playa cuando iba en vacaciones -Punta Mogotes- hasta hoy, prefiero la arena sobre el indoor porque me gusta más el entorno, prefiero las cualidades técnicas generales que te da el beach antes que tener que especializarme en una tarea”.
A todo esto se suma una posibilidad que tuvo a los 16 años, cuando entrenó para la Selección de Italia en el beach. Ian Mehamed es Ciudadano italiano y argentino, y por entonces Martín Conde (representante olímpico argentino, campeón del Mundial Klagenfurt 2001 y campeón del Circuito Mundial 2002) lo contactó con el entrenador italiano y durante un mes trabajó con el equipo en Roma. “Muy buena experiencia, conocí el profesionalismo que se manejaba en todo Europa, que hace un tiempo se comenzó a implementar en Argentina. Me sirvió como una inyección motivacional, y le agradezco a Martín (Conde) por ayudarme a vivir esa experiencia y a mi familia por bancarme el viaje. Hoy en día mantengo buena relación con los jugadores italianos que estaban en esa época”. De “esa época” eran Nicolai y Luppo, los medallistas de plata en Río 2016.
Por último Mehamed recomienda, para quienes vean el póker con interés y quieran iniciar: “Leer, hay mucho material online que abarca conceptos básicos, como los libros de Dan Harrington, o cosas más avanzadas como ´Playing the Player´, ´Let there be Range´. Creo que lo más importante es cuestionar los «por qué» de todo, y no aprender de memoria o copiando lo que hacen los demás”.
Entrena en la arena, hace pesas, kinesiología, estudia póker, juega online. De tanto en tanto pisa el Casino de Mar del Plata. “El beach es mi trabajo, el póker es un hobby al que le dedico menos tiempo, pero de una manera profesional y seria”, define.
Jugar en Puerto Vallarta, México, con el representante de Italia (uruguayo él) Carámbula y con los medallistas holandeses Brouwer & Meeuwsen por algunos euros es una anécdota que combina estos dos mundos en los que Ian Mehamed sigue creciendo.
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Martín De Rose
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