Hace una semana, la Federación del Voleibol Argentino anunció “un incremento del 15% en el costo diario por persona para las Copas Argentinas 2019”, la competencia nacional de inferiores a nivel clubes que desde hace unos años se organiza edición tras edición en Chapadmalal. La medida tuvo su cuota de rechazo en redes sociales, por lo que Somos Vóley salió a buscar opiniones de protagonistas sobre la actualidad de los clubes ante este panorama.
La nota oficial FeVA, reproducida a continuación, explica el ajuste “en el marco de la coyuntura económica del país” (los datos de inflación anual 2019 al cierre del mes de julio ya señalaban un valor de 54,39%) y también “debido a los fuertes aumentos experimentados en los últimos meses”, asegura que es “necesario e inevitable” y añade que “absorbe el aumento de los costos totales (…) respecto al monto informado en marzo de este año 2019”.
El monto por persona por día quedó ahora en 1380 pesos, que multiplicado por los cinco días y medio que dura cada torneo se va a 7590 pesos. Cada equipo además debe abonar 5000 pesos de inscripción y estos números, asimismo, no incluyen el transporte hacia la sede de juego, costo variable de acuerdo al lugar de partida, ni otros gastos varios posibles.
¿Cómo impacta esto en los clubes que planifican, año tras año, clasificar a las Copas, torneo que reserva sus lugares para los mejores equipos de cada región del país? “Cada vez se hace más difícil participar única y exclusivamente por la parte económica y existe la sensación de que tanto la FeVA como las Federaciones provinciales no reaccionan a ello”, dice Daniel Miguel, del club cordobés El Tala de San Francisco. “Entiendo que los costos ya eran elevados en marzo y que, cuando en ese momento se publicó el boletín, ya estaba previsto un alto porcentaje de ajuste por inflación futura. El aumento de ahora no hace más que alejar aún más los números de la realidad y posibilidades de los equipos”, profundiza.
“Hoy, en nuestro caso es inviable jugar”, asevera José Hiruela, desde la Sociedad Española de Jujuy, y opina: “Creo que FeVA está haciendo simplemente un análisis económico que es válido desde la situación del país. Si los chicos y los clubes somos clientes de la Copa, es obvio que tiene que haber un aumento, quizás uno incluso mayor. Pero si lo que buscamos es desarrollar el vóley, que haya participación, integración y demás, y por lo tanto los chicos y los clubes somos ‘dueños’ de la Copa, el aumento, o mejor dicho el número al que se llegó actualmente es abusivo. A un chico o chica de Jujuy le puede salir de 15 a 20 mil pesos jugar.”
También apuntan a los números acumulados Roberto Alós, del club Banco Hispano de San Juan, y Christian López Albarellos, entrenador metropolitano que hoy está en Sholem y tiene experiencia de Copas en Vélez y Club de Amigos. “El valor ya era alto desde hace varios años, más aún para nosotros que estamos a más de 1400 kilómetros y tenemos un costo de transporte elevado. Este año, cada familia deberá desembolsar alrededor de 16 mil pesos por chico. Más allá de eso, siempre hemos hecho el gran esfuerzo de estar, pero ahora estamos evaluando seriamente la posibilidad de no viajar”, dice el sanjuanino, mientras que su colega agrega: “El viaje a las chicas les sale 13 mil pesos. Ellas pagan su viaje y el costo del entrenador prorrateado, porque el club, aunque les deja las instalaciones para organizar eventos, no pone un peso. Y si pensás que hay jugadores que a veces hacen dos categorías de Copa, si su club clasificó por ejemplo en Sub 15 y Sub 17, hablamos de 26 mil pesos. Es un tema complejo, un valor muy elevado que de alguna forma se tiene que evaluar.”
Miguel aporta un punto de vista desde la cocina de un torneo: “Nosotros organizamos un torneo abierto con una importante cantidad de equipos y, más allá de las claras diferencias de infraestructura, es fácil calcular que los costos son muy elevados y hay un alto porcentaje de ganancia”. “Con una crisis económica tan grande, en un momento crítico del país, podrían ver la posibilidad de bajar los costos lo más posible y que las Copas no dejen ganancia. Que no vayan a pérdida, pero tampoco con ganancia”, apoya López Albarellos, al tiempo que Hiruela propone: “La FeVA hizo un emprendimiento muy grande en el hotel de Chapadmalal y cuenta con este dinero para financiarse, pero ayudaría que explicara que el dinero es, por ejemplo, para desarrollar el vóley de selecciones. Que muestre que es consciente del aporte y el esfuerzo que en este caso harían los clubes.”
Mientras tanto, una suerte de solución que varios clubes explican es encarar otros torneos abiertos de menor exigencia económica. “Como se vuelve cada vez más inalcanzable para equipos emergentes, lejanos, que no son económicamente fuertes, pensando en un presupuesto anual uno, como técnico, priorizo jugar tres Abiertos y no una Copa. Esa mirada ya la tienen muchos técnicos, por lo menos en el NOA”, cuenta Hiruela. Desde la otra punta del país comparte la postura Lisandro Luppo, DT de Waiwen de Comodoro Rivadavia: “Para nosotros, es ir a un torneo muy caro en el que no podemos jugar muchos partidos, que es lo que necesitamos sobre todo los equipos de la Patagonia. Entonces, por costos, por logística y porque la FeVA no colabora, los profes de acá optamos por no participar y ver qué podemos generar nosotros para jugar o buscar otras competencias. Ir a una Copa es invertir el presupuesto de dos o tres torneos.”
¿Y cómo hacer para cambiar este panorama? Consultados sobre propuestas relacionadas a la Copa, los entrenadores hicieron varias consideraciones. “Hay que hacer un análisis con detenimiento, pero pensaría en subsidios de transporte para los clubes o en explotar comercialmente el evento”, dice Miguel. “Podría incluirse a los clubes, que se muevan en la gestión comercial, de modo que adquieran un porcentaje de lo que acerquen y que a la FeVA también le ingrese dinero”, expresa López Albarellos.
Luppo agrega una alternativa deportiva: “Que se realicen torneos regionales donde se participe por cercanía de los equipos y luego hacer que el ganador de cada torneo licite para organizar una Copa Argentina, donde las plazas dependan de la cantidad de jugadores”. Fórmulas como la rotación de la sede, como se hiciera años atrás (las Copas han pasado por Gran Buenos Aires, Rosario y localidades de Córdoba y Entre Ríos, por ejemplo), hoy parecen mucho menos viables por el emprendimiento de FeVA en Chapadmalal.
“La dirigencia debe entender que la Copa es un premio para los jugadores y las jugadoras, y que es un evento que tiene que servir para el desarrollo, motivación y promoción del vóley formativo nacional”, concluye Miguel.