Puede ser la historia de cualquier club. En un vóley que irriga a través de la fuerza motora de los clubes en todo el país, una crisis de arrastre y la actual cuarentena por la pandemia COVID-19 puso en jaque algunas de las estructuras de contención más efectivas que existen en cualquier comunidad.
La inédita situación actual resulta un golpe difícil de amortiguar para instituciones que viven de la actividad deportiva. Como muchos otros, el Club Glorias Argentinas, ubicado en Mataderos, Ciudad de Buenos Aires, y parte del AMBA de la cuarentena más estricta en términos formales, es uno de esos casos. Sin ingreso fijo por cuota societaria, pero con costos inalterables en términos económicos, resiste e imagina salidas en medio de una nueva tormenta como la de 2012, pero sin características climáticas esta vez.
La situación la describe Sergio Tur, su Presidente: “Estamos muy complicados, sin ingresos. Las tarifas siguen llegando igual con valores de referencia de 2019. Tenemos la suerte de que los socios que pueden aportan a través de la cuenta bancaria y eso nos está ayudando mientras el club permanece con las puertas cerradas”.
Un subsidio único de 60.000 pesos por parte del Gobierno de la Ciudad y otro de igual monto por parte del Gobierno Nacional son, hasta ahora, las ayudas oficiales. Nada de exenciones al momento, más allá de un pedido de presupuesto por parte de la Secretaría de Deportes de la Nación como parte de un programa general de infraestructura.
Glorias sufrió fuertes daños edilicios por aquel recordado temporal del 4 de abril de 2012. Recién en noviembre de 2015 finalizó parte de la obra que tiene además dos avances de obra pendientes de ejecución desde 2015. Es decir, ya se reconstruyó una vez.
Ni siquiera la mención del buffet del club como “Bar Notable de la Ciudad de Buenos Aires” (el único que funciona dentro de un club), sirve para enmarcarse dentro de alguna tarifa social. Claro, el drama de los clubes precede a la Pandemia, que vino a profundizar una situación coyuntural.
Desde el vóley, la División de Honor Femenina se puso a la cabeza de la acción del club como instrumento social. Las chicas imaginaron primero un plan de alimentación para el barrio, pero la idea cerró en un centro de recepción de donaciones de alimentos, indumentaria y colchones que son de gran impacto en instituciones que las necesitan.
Laura Cores, emblema del equipo, detalla el movimiento: “La movida solidaria surgió desde adentro y todo el equipo respondió sin dudas. Las que estamos más cerca del club hacemos la parte operativa pero todas aportamos algo, es un movimiento muy genuino”.
Clasificación, limpieza, distribución, difusión. Todo a cargo del equipo que podía juntarse lunes, viernes y sábados en grupos en la sede, con las seguridades del caso, recolectando alimentos, elementos de limpieza y ropa de abrigo. “Ahora estamos esperando poder volver al club cuando pase de fase la cuarentena, porque hay prioridades como la ropa de abrigo que quedó que se necesita ya. En este tiempo pudimos colaborar en Ciudad Oculta, en la 1 11 14, en la Virgen de los Desamparados, a la ONG Adonarte (Colabora con comedores) entre otras. Hasta recibimos donación de colchones”, cuenta Laura con entusiasmo.
“Están haciendo un trabajo maravilloso”, destaca Tur sobre el equipo. Las donaciones llegan. “Además hasta se recibimos 33 donaciones de sangre. Es una linda iniciativa”.
Al mismo tiempo los entrenadores de la todas las categorías siguen conectados en forma virtual con sus jugadores y jugadoras, en grupos, con preparación física, charlas motivaciones, invitaciones especiales como las de Bianca Farriol o Sol Calvete, ex jugadora de la institución hoy en Estados Unidos. No faltan los juegos y cuestionarios para fortalecer los lazos con creatividad.
La gente del Maxivóley también entrena desde casa, hasta 3 veces por semana, con ejercicios funcionales y trabajos específicos por parte del entrenador Adrián López. Lo mismo para División de Honor y categorías de base, de acuerdo a la disponibilidad.
La vuelta soñada se enmarcará en un protocolo que está en diseño, mientras se prevé la compra de una cabina sanitaria. La crisis mostró nuevamente que el trabajo en equipo paga. Las chicas se organizaron y allí están, a la espera de pasar de fase de cuarentena para seguir adelante con base en el club, el lugar de contención de tantos y tantas a lo largo de la historia.
@donderrouse