Pasó más de un mes desde la histórica clasificación de Las Panteras a los Juegos Olímpicos de Rio 2016. La emoción sigue a flor de piel ante cada imagen, video o recuerdo de aquella final ante Perú en un estadio barilochense colmado de gente. Guillermo Orduna, entrenador y líder de este exitoso proceso delante de la Selección, habla sobre sus sensaciones, el balance y de qué manera se preparará el equipo de cara a lo que será la primera participación del voleibol femenino nacional en la cita olímpica.
La felicidad de haber alcanzado la meta propuesta sigue llenando las palabras de Orduna, que no puede ocultar su alegría y explica: “Me siento feliz por el objetivo cumplido y los momentos vividos. Estoy orgulloso de cómo jugó el equipo en cada partido y lo que transmitió dentro y fuera de la cancha. Siento que hicimos realidad un sueño de generaciones de jugadoras, entrenadores y dirigentes que siempre creyeron y aportaron para el crecimiento y desarrollo del vóley femenino”.
El camino recorrido para alcanzar el objetivo fue largo y difícil, algo que el entrenador no olvida a la hora de analizar el presente: “Este momento histórico fue producto del compromiso y responsabilidad asumido por un grupo de jugadoras y un trabajo planificado y desarrollado a lo largo de estos tres años por un staff técnico de excelentes profesionales”. Además, agrega que solos no lo hubieran logrado: “Esto también es gracias a la decisión política de la FeVA de apoyar el voleibol femenino, junto con la asistencia de la Secretaria de Deportes y el ENARD, que creyeron en el proyecto”.
Cuando Orduna mira hacia atrás, todavía recuerda los obstáculos atravesados. “En mi carrera profesional y en particular con el voleibol femenino me tocó vivir momentos muy difíciles en otras etapas: jugadoras que eran suspendidas si participaban de la Selección, no tener lugar para concentrar, no disponer de indumentaria, no tener competencia internacional, pérdida de jugadoras que emigraron y no retornaron a los seleccionados… Fueron conflictos que perjudicaron mucho al vóley”, cuenta. No obstante, siempre creyó que era posible salir adelante: “Fue complicado de superar, pero fueron los momentos en donde más crecí como entrenador y más motivación encontraba para continuar apostando por el voleibol femenino”.
Orduna no duda en afirmar que las dificultades fueron combustible para un grupo que se propuso alcanzar un sueño. “El que vive y trabaja en nuestro querido país sabe que cada día debe afrontar obstáculos y superarlos. Los problemas se transforman en desafíos y los entrenadores, jugadoras y dirigentes conviven diariamente con eso. El plan es no tropezar con la misma piedra dos veces, capitalizar las experiencias buenas y malas”, explica.
Con la meta clara y el apoyo necesario, las Panteras se embarcaron en un 2015 con un calendario repleto de torneos y desafíos. Todo fue un proceso de preparación y crecimiento con la cabeza puesta en el Preolímpico. Para Orduna, sin embargo, hubo un punto de inflexión que marcó el destino de la Selección: “Creo que cómo jugamos en los Juegos Panamericanos, después de 20 años de no participar, fue un quiebre en el rendimiento del equipo. Una semana antes habíamos perdido los tres partidos de locales del Grand Prix en Formosa contra Canadá, Polonia y Holanda. Nos tocó jugar nuevamente contra Canadá, que era local, y ganamos 3-1. El equipo demostró un crecimiento no sólo táctico, sino psicológico. En esta competencia sentimos que estábamos para clasificar a Río”.
Todavía recuerda con emoción la experiencia vivida el pasado enero en San Carlos de Bariloche, una verdadera fiesta para el vóley nacional. «Me guardo las imágenes del estadio lleno y la gente alentando todo el partido, el festejo después del último punto contra Perú, la emoción de las jugadoras y cuerpo técnico, los abrazos interminables y el beso y abrazo con mi esposa María Inés” dice emocionado. La fiebre por Las Panteras fue un suceso inesperado para muchos, pero no para él: “Siempre pensé que si los resultados deportivos acompañaban, si la Selección jugaba en Argentina varios torneos y nuestras jugadoras tenían buena disposición para con la gente, este vínculo que se ha generado podía darse”.
Más allá de la alegría, ahora llega uno de los momentos más ansiados: preparar al grupo para los Juegos. Al respecto, el entrenador comenta: “El primer desafío del equipo es prepararse para ir a competir, no conformarse con la participación. Queremos que lo emocionante y sorprendente que es estar en el día a día en la villa olímpica nos permita crecer y jugar mostrando nuestro mejor nivel”. Respecto concretamente del trabajo, agrega: “Tendremos preparado un programa que nos permitirá seguir teniendo un grupo aún más amplio de jugadoras y esto nos dará la posibilidad de administrar mejor la competencia, el entrenamiento y la recuperación de las chicas”.
Si bien todavía no se ha reunido con el equipo, Orduna habló de las metas generales de Las Panteras: “El equipo sabe que el objetivo sigue siendo poner la atención y el foco en lo que tenemos que hacer. Cada jugadora entrenándose, corrigiendo y poniendo lo mejor de cada una. La idea es seguir evolucionando en una determinada manera de jugar, acorde a nuestras posibilidades”.
Para cerrar, así como antes de Bariloche soñó con llegar a Río, ahora renueva sus deseos ya que el equipo está en los Juegos Olímpicos. Confiado, sentencia: “Queremos que los equipos se preocupen por nosotros y nosotros jugar cada día mejor”.
Especial para Somos Vóley,
Solange Didiego