Un podio lleno de celeste y blanco en el Sudamericano de Clubes

by Sergio Lopez
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El título, si bien obvio, apunta a mucho más que esa evidente primera impresión inicial. Es que el Sudamericano de Clubes que finalizó hace horas en Montes Claros tuvo un dato notable para el voleibol argentino: la presencia de tres equipos con entrenadores de nuestro país. Cada uno, con su propio sello e impronta en los respectivos conjuntos.

En la premiación final del certamen, una vez más, quedó en la cima el Sada Cruzeiro de Marcelo Méndez. El apodo de «campeón de todo» sumó un capítulo más con una nueva corona continental que, además, valió el pasaje al Mundial de Clubes, torneo del que Sada es tres veces campeón, a la vez que defensor del título. Esta vez, sin embargo, deberá pisar fuerte en Polonia, mientras que las anteriores se consagró en suelo brasileño. Pero, más allá de eso, es una página más para un equipo que moldeó el argentino que llegó a Cruzeiro desde (las vueltas de la vida) Montes Claros, equipo y ciudad que este sábado lo vieron campeón.

Detrás del equipo de Méndez (uno de los entrenadores argentinos más reconocidos a nivel mundial en la actualidad), apareció el Bolívar de Javier Weber, que disputó su tercer Sudamericano, siempre bajo la conducción del ex DT de la Selección Argentina. Primero fue campéon, en su casa en 2010, luego cuarto en 2016 y ahora, en la temporada en la que Bolívar se reinstaló a nivel internacional, logró la medalla de plata, que representa la continuidad del cuarto puesto en el Mundial de Clubes de 2016. Un buen logro para un equipo que, aunque siempre apunta a ganar todo, no erraría al sentirse satisfecho con esta plata.

Y luego, con una marca notable en el plano continental, surge el UPCN de Fabián Armoa, otro entrenador con curriculum de Selección y que es gran artífice de este hexacampeón argentino, que recién en esta temporada encuentra medidas más a su altura. Desde que llegó al Sudamericano, UPCN siempre estuvo en el podio: fue tercero en su debut en 2010 (en aquel torneo en el que Bolívar era campeón), después tuvo una etapa de finales matizada con dos títulos inolvidables (en 2013 en Brasil y en 2015 en San Juan) y ahora, en las últimas dos presencias, de nuevo con doble bronce. Una marca que destila constancia, que habla de estar asentado entre los mejores de esta parte del mundo.

En ocasiones anteriores, se había mechado algún Cimed, o un Taubaté, entre estos equipos acostumbrados a subirse al podio de la mano de un coterráneo. En esta, por primera vez, un cartón lleno de entrenadores que, una vez más, nos genera un cálido sentimiento sobre el voleibol argentino. Algo que, desde este rincón, también celebramos.

Sergio López
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