Agustina Oliva, Sebastián Juárez, Deportivo San Andrés y un tender para superarse todos los días

by Martín De Rose
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Se dieron un abrazo para siempre. Allá en Uberaba, Brasil, en la sede del Campeonato Sudamericano Juvenil Femenino, Sebastián Juárez llegó desde Argentina en pantalones cortos a la puerta del hotel de la selección, en la previa de Las Panteritas ante Paraguay, y Agustina Oliva, una de ellas, cerró un círculo de vida y sueños realizados.

“Quiero jugar en la Selección”, le había dicho ella a su entrenador allá en Deportivo San Andrés, muchos años atrás, cuando daba sus primeros pasos en el vóley. Desde entonces entrenó, trabajó, y hasta superó un tender en bloqueo para intentar ser mejor. Por eso ese encuentro allá en Brasil significaba tanto.

Sebastián Juárez, entrenador de San Andrés, recuerda: “A fines del 2011 Agus ya había cumplido los 13 años y llegó al entrenamiento, se me acercó, cachetes colorados, tan pequeña, y me dijo… ‘Sebas, qué tengo que hacer para jugar en la Selección’. Se me pasaron muchas cosas por la cabeza. Primero intenté ubicarme, como queriendo reaccionar, porque no me esperaba esa pregunta”.

Así empezó esta historia increíble de trabajo y objetivos, de sueños y posibilidades.

Agustina Sebastian Juarez (2)

En Uberaba, Brasil, cerraron el círculo de una gran historia

Agustina empezó a jugar en Deportivo San Andrés, un club de barrio, a los 10 años. El torneo de UniLiVo fue su primera competencia, en Sub 14. Su nivel de juego la fue haciendo escalar hasta Sub 16, Sub 18 y en forma increíble llegó a jugar en Primera con 12 años. Eso la motivó, y le provocó sueños de selección. Por eso fue corriendo un día de 2011 para hacerle la pregunta a su entrenador.

“Me quedé mirándola y le contesté –cuenta Sebastián- ‘Mirá Agus, primero tenés que federarte, que te llamen para un representativo de la Metro y que te vean», fue el resumen. “Yo pensaba que UniLiVo era la competencia máxima que se podía tener, pero entendí el mensaje. Estaba convencida de que quería estar en la Selección”, cuenta Agustina.

Se miraron, pensaron. Y él le dijo “vas a llegar”. Terminó el 2011 y no se volvió a hablar del tema. Al año siguiente ya estaba jugando en Sub 18 y Sub 21 y un día se quedó con las mayores. “Se notaba que era especial, que tenía potencial, que podía dar más”, recuerda el DT. “Pero también me di cuenta de que el club no podía darle, que necesitaba dar un salto porque le estábamos poniendo un techo”.

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Un tender que, además de colgar ropa, significa superación para Agustina Oliva

Uno de tantos días de juego, volviendo de un partido, cuando Agustina ya había cumplido los 14 años, Sebastián le propuso ir buscando club: “Estás creciendo mucho y necesitás otra competencia y otras compañeras que te exijan más, cuando termine el torneo vamos a probarte en algún club».

Y así fue que llegó diciembre y las opciones fueron Vélez y Ciudad de Buenos Aires. Agustina eligió Ciudad y hacia allá fue. Entrenó y la aceptaron: “Me hice amigas muy rápido y quedé en la A, así que fue perfecto”, dice ella.

“Hasta allí fue mi intervención, luego la acompañé como pude en su primer partido oficial en Sub 16 ante Boca, en su primera final de categoría ante Vélez, en su primer partido en División de Honor Metropolitana, en su primera Liga, en su primer llamado a la Selección Metro y a la Selección Argentina. Siempre estaré acompañando o cuando necesite mi opinión”, reconoce Sebastián. “Nunca perdimos el contacto”, destaca Agustina.

El 2016 cerró el círculo. Primera concentración y primer Campeonato Sudamericano en Uberaba, Argentina subcampeón continental venciendo a Perú en el torneo y sacándole un set a Brasil. Antes de ese partido ante Paraguay, a pesar de la promesa de ir a verla, Agustina se sorprendió ante la llegada de Sebastián: “Era difícil ir hasta allá, pero él me dijo que no se lo iba a perder por nada sabiendo todo el esfuerzo que había hecho para llegar hasta ahí. Lo abracé y nos largamos a llorar, los dos somos muy sentimentales. Él me marcó las ganas de entrenar y crecer todos los días, de seguir mejorando”.

Sudamericano Sub 20 Femenino Brasil 2016 (17)-01

Con la 4, Agustina Oliva coronó en Brasil su llegada grande a la Selección con Las Panteritas

Los ejemplos marcan, las marcas quedan, los recuerdos brotan: “Tengo grabado en mi cabeza cuando un día trajo un tender de ropa al entrenamiento y lo ató a la red para usarlo como bloqueo más alto. Cuando veo en el CeNARD que hicieron un aparato para eso, no puedo olvidar nunca de dónde vengo”.

Su entrenador en la Selección, Guillermo Cáceres, la reconoce como una «jugadora con una gran humildad, con muchas ganas de aprender. Me causó una gran impresión la gran relación que hizo con sus compañeras, fue muy bien recibida. Es una jugadora para tener en cuenta, tiene mucho por aprender y mejorar, se supo ubicar muy bien el rol que cumple, siempre sumó y dio el máximo, eso me gustó mucho de ella».

Fue un símbolo, entonces, el final de ese torneo, cuando Agustina le regaló su camiseta con el apellido Oliva a Sebastián. Una historia más de la importancia de los clubes, de los entrenadores y de los ejemplos que construyen nuestro vóley todos los días.

Martín De Rose
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REVIVÍ EL IMPORTANTE TRIUNFO ANTE PERÚ EN EL SUDAMERICANO DE UBERABA

 

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