A medida que se acerca la hora de definiciones en la Liga Argentina Femenina, Somos Vóley trazó un cuadro de situación a raíz del reclamo que iniciaron gran cantidad de jugadoras del vóley argentino, resumido en un comunicado inicial en el que expusieron los motivos por los que piden que el vóley femenino se convierta en profesional, enumerando ideas, propuestas y aspectos a mejorar en su situación actual. Pasado el furor inicial, mantener el tema en agenda para un análisis de posibilidades reales parece ser oportuno.
Horas después de que Las Panteras consiguieron su segunda clasificación olímpica, con la que dirán presente en los Juegos de Tokio 2020, allá por enero, tomó impulso en redes sociales un reclamo en formato comunicado que en su primera línea expuso el objetivo principal: “Las jugadoras de vóley nos reunimos para pedir por la profesionalización del vóley femenino”. Más de 200 firmas acompañaron la petición inicial, que llega a las 900 en la actualidad.
El contexto es auspicioso. La búsqueda de igualdad, la ampliación de derechos y la revisión profunda de paradigmas naturalizados van ganando espacio en la discusión de todos los días en la Argentina. Y en números reales, también, la base concreta es significativa ya que en 2019 el padrón de jugadoras duplicó al de jugadores.
El tema, como todo en la agenda de noticias, tuvo su furor y fue acompañado por público en general y, en efecto espiral, por medios de comunicación que incluso nunca participaron del movimiento del vóley femenino o del vóley en general. El hashtag #profesionalizaciondelvoleyfemenino tomó cuerpo con una fuerte base de sustentación.
Ahora, el desafío parece ser otro: “Ese impulso inicial en los medios masivos nos sirvió para instalar el tema. Los medios de vóley quizás llegan sólo al medio interno. Elegimos esa estrategia. Se acercaron políticos, abogados, muchas personas que ayudan a orientarnos. Nosotras empezamos a hacer política y necesitamos ese asesoramiento, nos estamos preparando. No paramos de trabajar en la causa y sabemos que tenemos enormes desafíos por delante”, define Natalia Espinosa, flamante ex jugadora quien se puso al frente de la búsqueda.
En plena competencia de Liga Argentina Femenina, tanto en el plano interno como entre las jugadoras en el exterior se cristalizan reclamos en cuanto a organización de la competencia, previsibilidad, contratos, coberturas médicas, prevención y más. Pero Espinosa suma: “Es una discusión que abarca a todas las entidades que rigen el vóley, clubes, instituciones, federaciones, entrenadoras/es y jugadoras”.
El camino de profesionalización encarado por el fútbol femenino sirvió como inspiración para que un grupo de jugadoras se decidiera y pusiera la discusión sobre la mesa. “El espíritu surgió en base al reclamo del fútbol femenino; nos sirvió como puntapié inicial. Cuando los periodistas me preguntaban en las notas qué opinaba respecto de la movilización de las chicas, decía que estaba totalmente de acuerdo, me parecía justo y me encantaba que sucediera”, recuerda Espinosa, una de las impulsoras de este proyecto. Recientemente retirada como jugadora y referente del vóley femenino, eligió el camino del debate de ideas.
Y sigue. Cuenta la ex Boca: “En un momento me empezó a incomodar esa situación de decir ‘ya va a pasar’. Entonces me contacté con jugadoras que están jugando la Liga ahora y todas me dijeron que se sumaban. Hablé con Tato (Rizzo), Juli (Lazcano) y Elina (Rodríguez), y nos empezamos a dar manija entre nosotras hasta que dijimos: ‘Dale, larguemos’. De inmediato se sumaron Agustina Boyezuk y Florencia Corradini». Hoy hay una estructura de delegadas, representantes de cada club.
Resumen de los Objetivos iniciales:
• Mejorar la esfera de la salud: cobertura, seguro médico (que cubra incluso las primeras atenciones), profesionales médicos y de kinesiología
• Emprolijar el respaldo legal en la relación entre el club y la jugadora
• Mejoras salariales
• Paridad de género en la toma de decisiones referidas a las competencias
“Aspiramos a que la situación mejore. Va más allá de mejorar la parte económica, que es un aspecto que debe mejorar seguro. Las que nos hemos dedicado a esto y las que lo siguen haciendo en la actualidad lo consideramos un trabajo y así nos lo tomamos, con el compromiso y la responsabilidad que cualquier otro trabajo requiere. En muchos casos, además, las jugadoras se están formando profesionalmente y es algo increíble porque consideramos que educación y deporte van de la mano. Buscamos también que esa mejora económica ayude a que la jugadora, siendo profesional, pueda finalizar sus estudios mientras trabaja como deportista. Aspiramos también a que todos tengan cobertura médica, contratos y regular el tema de los pases”, enumera Espinosa.
Entonces, después de exponer el reclamo, ¿cuáles serían los pasos a seguir para avanzar camino a la profesionalización? Espinosa responde: “La idea es armar un proyecto. Tocar puertas para sentarnos a hablar, como secretarías y ministerios, y trabajar muy cerca de los clubes. Son muchas las personas que se han ofrecido y están acompañando. Eso nos dio la pauta de que estamos realmente todos juntos. Poder ser escuchadas fue un gran avance, el primer paso para sumar y que todos logremos los distintos objetivos.”
Rocío García
Martín De Rose