Para todo Bolívar fue especial lo ocurrido en la noche del jueves, pero más para él. Desde el momento en que salió a la luz la incorporación de Demián González a las Águilas, su pasado en UPCN se convirtió en un condimento extra para él, algo que debió aprender a manejar hasta que picó la última bola que definió el campeonato. Por eso, su historia merece un espacio aparte.
Así como para Bolívar se trató de la séptima corona de Liga, también lo fue para Demián, pero todas las anteriores fueron con otra camiseta: la primera, con Club de Amigos en la temporada 2005/2006, y luego cinco al hilo con UPCN, desde aquella primera consagración en 2010/2011 hasta la de la Liga 2014/2015, que fue contra el Bolívar con el que ahora sumó una vuelta más. Una que se festeja, pero porque sabe todo lo que festeja el resto: “Pude ayudar a darle una alegría a este equipo que hacía mucho que no salía campeón. Fue una serie muy cerrada, de mucha presión, pero el equipo jugó el quinto partido como tiene que jugar siempre. Estamos muy felices.”
Sobre las principales virtudes celestes en la quinta final, González consideró: “Atacamos muy bien, lo veníamos haciendo y este equipo se armó especialmente para hacer eso, pero en algunos momentos tuvimos altibajos y vaivenes. Eso no nos podía pasar contra un rival como UPCN. Y además del ataque, la actitud fue fundamental también. Los finales de los primeros sets fueron bastante bravos y tuvimos la cabeza para cerrarlos.”
Presión. Cabeza. Referencias a un plano mental en el que Demián, de a ratos, tuvo que trabajar. Trascendió que, entre la cuarta final (la que Bolívar tenía casi en el bolsillo en el tie-break y no pudo cerrar) y la previa del duelo decisivo, el armador tuvo una suerte de bajón anímico con el que debió lidiar. “Es algo que nunca me había pasado y fue muy duro”, admitió y explicó: “Tengo amigos en los dos equipos. Es raro haber estado del otro lado de donde estuve mucho tiempo y donde he ganado muchas cosas, pero siempre digo lo mismo: donde estoy, trato de dar lo mejor y cumplir los objetivos. Hoy me tocó estar de este lado y eso hice. En Bolívar me han tratado muy bien, desde el principio, así que no podía hacer otra cosa que meterle con todo para cumplir el objetivo de salir campeones. Un objetivo que fue muy difícil.”
Ya sabía él que la bienvenida en San Juan, que se dio recién en la final (el partido allí por Fase Regular entre UPCN y Bolívar fue previo a su llegada), iba a ser intensa. Hubo silbidos, alguna bandera poco amigable que no daba nombres, pero hacía alusión implícita a él. Y ese 9-5 que se escurrió y se transformó en 15-13 de UPCN también fue un factor, pero González tuvo sus baluartes para reagruparse: “Me apoyé en mi familia, en mis amigos y en un par de personas que hicieron mucho en los momentos difíciles. Fue muy complicado jugar allá en San Juan, pero la familia y los amigos son lo mejor que hay.”
La pieza restante fue el plantel, porque todo Bolívar tuvo la entereza de un campeón en el encuentro que era el todo o nada por el título. Demián lo dejó en claro en su conclusión: “El grupo también resultó muy bueno. Se mostró muy fuerte a pesar de ese tie-break que se nos fue en el cuarto partido. Fue un golpe duro, pero el equipo se repuso y acá estamos, festejando.”
Sergio López
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