La última edición de la Liga Argentina ACLAV puso a Obras de San Juan como el gran equipo de la temporada, que no pudo ratificar su chance en el quinto juego ante Bolívar. El tradicional club sanjuanino llegó por primera vez a esa instancia en el formato ACLAV, de la mano de uno de los entrenadores de la nueva camada del vóley argentino, Juan Manuel Serramalera. Es cierto que en su caso el recorrido es grande, pero sirve como punta de lanza para destacar a muchos jóvenes entrenadores argentinos “trotamundos” que van creciendo en el vóley nacional e internacional.
Serramalera dio el paso gigante después de dirigir en Bella Vista. Abrió camino en Polonia, luego de ser asistente de Raúl Lozano en Alemania, y de jugar/dirigir en Näfels de Suiza. Ahora es el asistente en la Selección de China, nuevamente con Lozano, uno de los entrenadores argentinos de mayor prestigio a nivel mundial.
Existe un patrón de “trotamundos” inquietos, movedizos, exploradores. En la mayoría de los casos se vinculan con entrenadores consagrados que abren puertas, generosos, en sus experiencias internacionales, y luego se van conectando/recomendado también entre ellos. El hilo conductor es el buen concepto del entrenador argentino en el exterior y la continuidad a través de recomendaciones entre compatriotas en todos los rubros.
Tan sólo para iniciar el camino podemos destacar a Damián Arredondo. Fue asistente de selecciones de base aquí, siguió en parte el camino de otro gran referente (de juventud y de “trotamundez”) como Juan Manuel Cichello (ex River, Irán con Velasco, Qatar, A2 y A1 de Italia). Desde un par de temporadas atrás Arredondo dirige al SC Police de Qatar (allí llegó de la mano de Juan Manuel Barrial), con títulos inéditos y apostando siempre por staff argentino.
Por allí pasaron Pedro Seret (kinesiólogo), Pablo Gianelli (preparador físico, quien lo recomendó en el Police), Matías Di Fulvio como asistente, René Luna (nuevo PF), Alejandro Schneider (nuevo asistente y estadístico). Inició su camino internacional de clubes en Irán, muy cerca de Julio Velasco, dirigiendo por entonces a jugadores que hoy están en esa selección.
Camilo Soto abrió un camino inimaginable después de ser campeón del mundo Sub 23 con Argentina, aunque todavía no entró en la categoría “trotamundos”. Le llegaron propuestas de todo tipo y ahora dirige a la Selección de Qatar en pleno Campeonato Asiático de selecciones. Allí se llevó a Valentín Rolandelli, otro neuquino, que fue subcampeón del mundo Sub 21 en 2015. Ambos dirigen en la LVA a Gigantes del Sur, de su pago patagónico.
Otro ejemplo es Tomás Galimberti, ex inferiores en Ciudad y River (En DH ocho años), que pasó por la Segunda División de España, fue asistente en Misiones allá por 2008 y fue asistente en Al Jazeera (2013-14) y Al Ain (2017-18, con título junto a Jorge Cannestracci), en Emiratos Árabes. “A mi criterio, los entrenadores argentinos somos en general muy profesionales y muy prácticos a la hora de trabajar y eso afuera también se valora. Por otro lado, salir de tu zona de confort te permite abrir la cabeza y crecer mucho”, dice el actual DT del NEA Salamina de Chipre, donde tendrá al central Pablo Guzmán como refuerzo. Allí en Chipre, además, Cannestracci dirige a la Selección.
La Liga de Francia suma nombres de jugadores y jugadoras nacionales. En las bancas por allí anda Guillemo Falasca, nacionalizado español (campeón europeo como jugador) y hermano del fallecido Miguel Ángel Falasca (también campeón europeo). Falasca dirige al Narbonne de Lisandro Zanotti y con un asistente también con sello de “trotamundos”, que anduvo por España e Italia: Facundo Leal, ex FIRST, Paula Montal, Boca, Glorias, Banco Nación, L,Illa Grau y Clai Mola.
Un caso muy interesante es el de Martín Blanco Costa, ex central mundialista en Italia 2010. De la mano de Camillo Placi, entrenador italiano de clubes y selección de Bulgaria, le llegó una chance: “Nos encontramos después de unos años y él necesitaba un asistente para trabajar en Qatar. Eso se cayó, pero surgió la propuesta de Latina en A1 Italia”. Así llegó un camino transitado por Halkbank en Turquía y Fakel Novy Urengoy en Rusia, donde lleva tres temporadas. “Es hermoso. Los entrenadores aprendemos sobre la marcha y yo tengo la suerte de contar con un maestro de este deporte, con el cual estoy adquiriendo una experiencia enorme. Ojalá algún día pueda trabajar en Argentina después de este comienzo”, dice Blanco Costa.
Facundo Morando está hoy en Austria, dirigiendo al VC Tirol Innsbruck en la rama femenina. Llegó por una propuesta de Jorge Munari, ex Club de Amigos, que está trabajando en Alemania hace años. Viene de dirigir en Italia al Aversa Normanna, que se bajó de la competencia en esta temporada. Días atrás estuvo en Bolivia, en el Curso Internacional. Señala a Fabián Muraco, Ricardo Solla, Pablo Del Grecco, Barrial (Emiratos Árabes, Turquía), Munari y Arredondo como pilares en su camino. “Tuve mucha suerte porque se me fueron abriendo puertas y mucha gente confió en mí, tengo que agradecerlo siempre. El desarraigo es duro, sobre todo en fechas como las fiestas, cumpleaños, etcétera… Pero si tenés un objetivo claro se hace más fácil. Yo quiero ser entrenador de vóley en el nivel más alto que pueda”, asegura.
Ahí está también Agustín Briscioli, eterno niño en su aspecto, pero con un recorrido espectacular, sobre todo como estadístico de Las Panteras en el ciclo de Guillermo Orduna, y hoy en China con Lozano y Serramalera. Ex Banco Nación, Pellegrini en Tucumán, Selección de Marruecos, Bella Vista, La Unión de Formosa (también fue segundo entrenador), Dąbrowa Gornicza en Polonia (con Serramalera) y Lomas, giró el mundo a su favor por el vóley. Pocos viajaron como él.
“Esto superó todas mi expectativas. Mi sueño siempre fueron los Juegos Olímpicos y un equipo europeo en la Champions League, y lo logré siendo muy joven. Ahora, estar en China es increíble: tiene 1400 millones de habitantes y ellos nos eligieron a nosotros para trabajar acá. Cuando lo pienso no me entra en la cabeza”, confiesa.
Pablo Del Grecco vive su experiencia en Marruecos como entrenador, recientemente en los Juegos Africanos en Rabat y ya pensando en el Preolímpico continental. Su primera vez afuera fue en Turquía con el Meram Bld. Konya, pero también dirigió en Arabia Saudita a Al Taraji, por lo tanto su pasaporte tiene sellos varios. En Argentina fue asistente de Barrial en Rojas Scholem, y logró el ascenso con Deportivo Morón desde la A2, entre varias experiencias.
Gerardo Daglio había arrancado en Bella Vista, luego GEVP, y en Ferro creció, con las inferiores. Se marchó al Vall d’Hebron de Barcelona, recomendado (Facundo Leal fue quien lo llamó; allí había trabajado también HernánCusolito), pero la sorpresa fue mayor una semana después. De inmediato llegó una propuesta de Italia y reconfiguró su destino: San Pietro Engasalle para el vóley femenino y coordinador. Jugará además la Serie C. “Siempre soñé con dirigir afuera. Ver, aprender, esa es la misión”, afirma.
En Minas, uno de los clubes más importantes de Brasil, está Rodrigo Fuentealba, neuquino que arrancó en Gigantes como estadístico y pasó por Entre Ríos Vóley. Una recomendación de Alejandro Grossi en plena búsqueda de Marcelo Méndez lo llevó a Montes Claros, la primera experiencia (2009/2010) en ese país para el actual entrenador de la Selección. Méndez ganó el Mineiro y el Sada se lo llevó, pero Fuentealba se quedó. El estadístico del Minas, uno de los clubes más importantes de Brasil, le avisó de una vacante en el femenino, e instalado en Neuquén le llegó la buena noticia. Minas, Montes Claros nuevamente, Minas, Juiz de Fora, obtuvo su título y ahora es auxiliar técnico y estadístico, festejando títulos con Minas. “Ojalá sean muchos años más acá”, anhela.
Es cierto que la crisis estimula la salida al exterior, sobre todo con los saltos del dólar en la Argentina. Allá por el 2001, fueron varios los entrenadores que eligieron emigrar, muchos de ellos sin retorno profesional al país. Se acumulan nombres, pero con un destino mucho más común por entonces, como lo fue España, país espejo de progreso por esos años de angustias argentinas. Hoy los destinos son variados y desafiantes, mientras el vóley siempre busca más.