Luciano De Cecco, a fondo con La Nación: «Es mejor llegar a las finales que mirarlas por televisión»

by Sergio Lopez
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Emblema de la Selección nacional y afirmado desde hace 9 años en Italia, el armador cumple sueños y disfruta de su evolución. Luciano De Cecco, en su versión más esencial y transparente, habló con La Nación en una entrevista por demás interesante.

Cuando se suelta a hablar, se advierte qué clase de personaje está del otro lado. No tiene un discurso armado y tampoco se lleva bien con las formalidades. No se cree demasiado eso del deportista importante. Por ello no comprende demasiado cómo es que alguien le agradece por darle alegrías con la selección argentina de voleibol. «No sé por qué alguien me dice gracias. Yo juego al voleibol nada más. No me doy mucho cuenta de lo que representa para el otro lo que uno pueda hacer», explica Luciano De Cecco . Suena auténtico, nada impostado. El capitán argentino, el jugador que hace nueve temporadas que forma parte de la elite en Italia, es tan normal que invita a charlar de mucho más que de deportes.

Ni la medalla de oro en los Juegos Panamericanos de Toronto 2015, ni los títulos con Piacenza, ni la explosión en Bolívar modifican su esencia de pibe de Santa Fe. De familia con un fuerte arraigo en el básquetbol (su padre Ricardo es el entrenador de Salta Basket en el TNA), Luciano siempre reconoció que llegó al voleibol casi sin pensarlo porque era su segundo deporte. Pero a los 28 años, su cabeza ya no se detiene en esas cuestiones. Uno de sus objetivos es tratar de multiplicar la pasión por el voleibol en la Argentina y desde Sir Safety Perugia se propone multiplicar el mensaje. «Hay que aprovechar que la World League se juega en la Argentina, hay que hacer movimientos y darle más difusión. Que en 2018 vamos a tener los Juegos de la Juventud. Todo tiene que ser un trampolín para mejor», subrayó en una charla extensa con La Nación.

– Te señalan muchos como un tipo de perfil muy bajo y aseguran que seguís siendo el mismo pibe de Santa Fe.
– Llevo una vida bastante normal. Hago las cosas que me hacen feliz, no pienso en lo que logré. No estoy pensando en esas cosas. No estoy pensando en las estadísticas o en los logros. Me gusta el día a día. Me gusta vivir, no te digo en la sombra, pero sin tener que estar pensando en éxitos o esas cosas. Soy un simple jugador de voleibol que presenta al país de la mejor manera y con mucho amor propio. No soy un jugador de fútbol o uno de la NBA.

– ¿Es una presión ser uno de los referentes del voleibol argentino?
– Sinceramente nunca me puse a pensar lo que pasa detrás de mí. Ni tampoco lo que se generó con la selección. Yo soy parte de un grupo, en el que alguno se destaca un poco más que otro. No me pongo a pensar si soy tal o cual cosa. Si le preguntás a mis amigos, te pueden decir que lo que pienso es que soy un pibe normal que juega al voleibol y nada más que eso.

– ¿Te permitís disfrutar de lo que hacés?
– La verdad es que lo disfruto mucho. Hago lo que me encanta. Cuando advierto que a partir de lo que yo hago se genera que haya más seguidores o más gente interesada en el deporte que tanto me dio, es una gran satisfacción. Que se practique más el deporte en la Argentina es muy bueno. Y con la llegada de Julio Velasco a la selección todo se potenció. Me siento orgulloso de poder ser parte de un grupo que le permite crecer al voleibol.

– Jugar fuera del país por tantos años, ¿te dio ascendencia dentro del seleccionado?
– Entiendo que mis elecciones siempre fueron para mejorar. En total llevo 9 temporadas en Italia, porque volví a la Argentina un tiempo. Pero poder mantenerme en equipos que siempre pelean por algo me ayuda a crecer. Estar siempre peleando por la liga de Italia o por Copas europeas hace que pueda mejorar mi rendimiento que, en definitiva, me va a ayudar a estar mejor en la selección. Dependemos de lo que cada uno hace o elige individualmente para su carrera, para ponerlo después al servicio del equipo y que la selección sea más competitiva.

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– ¿Qué representa para vos que ahora Julio Velasco sea el técnico de la selección?
– Para mí, Julio representa muchísimo, porque él fue el primero que me llevó fuera de la Argentina para ir a Gabeca Montichiari, en 2007. Fue el primero que creyó que podía ser más importante de lo que yo pensaba. Me dio el empujón que necesitaba para advertir que al nivel que juego ahora lo podía desarrollar antes. ¿Y estar en la selección con él, poder ser el capitán del equipo? Me siento orgulloso, porque todo el voleibol argentino y los que no lo son también, saben el monstruo deportivo que es Julio Velasco. Porque no sólo a nivel humano es increíble, sino que tiene un valor para todo el deporte que es gigante. Y acá en Italia, hablás de él en el voleibol y la gente se arrodilla.

– ¿Qué lo hace tan grande?
– Que te exija hasta el límite, que sepas y te convenzas de que todavía no llegaste al tope de tu nivel. Que te ayude siempre para dar el máximo. No se olvida de ninguno de sus jugadores. Es la cabeza y la mente de la selección y nosotros nos adaptamos a su sistema. Y como él dice: «Yo soy el entrenador y les doy esto, pero si ustedes no lo hacen, mi trabajo tiene poco futuro». Y si uno compra la idea de un entrenador, es determinante. Si uno del equipo va y se da la cabeza contra una pared y todos lo siguen sin preguntar, eso es convencer a un grupo.

– Después de tantos años en la elite del voleibol, ¿cómo se proyectan los desafíos?
– Además de ganar, que es la esencia de mi vida, me parece que la clave es pensar en cómo mantenerme. Estar en los primeros 4 o 5 equipos de Italia, que los clubes me quieran. Cambié cuatro o cinco equipos en 8 años y todos top. Eso es muy importante. Ganar trofeos es bueno y te motiva también. La gente compra a los ganadores y no a los perdedores. Pasa en el voleibol, en el básquetbol y también en el fútbol. En todos lados es así. Entonces, poder estar en los puntos más altos del deporte es toda una motivación. En los últimos ocho años estuve en todas las finales de Italia. Me falta ganar, es lógico, pero sin duda que es mejor llegar a las finales que mirarlas por televisión.

– Muchos dicen que ustedes tienen ciertas similitudes con la Generación Dorada. ¿Cómo proyectan con la selección?
– Creo que el grupo fue mejorando. En estos últimos 10 años pasé por todas, las buenas y las malas. La selección tiene algo especial que hace que quieras estar siempre. La idea es poner a la Argentina entre los ocho, siete o cinco primeros del mundo y tratar de pellizcar algún resultado importante como lo que pasó en Toronto (fueron medalla de oro en los Juegos Panamericanos de 2015). A largo plazo, queremos estar en el Mundial y a corto, hacer una buena World League y no bajar de los escalones que subimos. Queremos que los equipos cada vez nos respeten más. De todas formas, siento que de alguna manera ese reconocimiento ya lo tenemos.

– ¿Sentís que se aprovechó a nivel institucional esto que generaron ustedes?
– Lo veo medio desde afuera, porque cuando termino de jugar con la selección siempre me voy a Europa. Pero sí hablé con mucha gente del voleibol y todos coincidimos en que el fenómeno Velasco lo tienen que aprovechar al máximo. Pero no sólo nosotros, sino todos los deportes. Es que Velasco vivió en cuatro continentes diferentes, entrenó distintas selecciones, estuvo en diversas culturas, se fue modernizando como entrenador, porque sabe de voleibol, de básquetbol, de fútbol, de todo. Me parece que la Federación debiera aprovecharlo a pleno. En la Liga Argentina se está demostrando que hay jugadores que pueden estar a gran nivel y eso hay que saber capitalizarlo. Eso sirve para la competencia interna de la selección, porque está muy bueno que venga uno de atrás, te toque el hombro y sepas que hay gente con ganas de ocupar ese lugar. Eso nos va a hacer un mejor equipo.

– ¿Qué sueños tenés con la selección?
– Con la selección he cumplido casi todos mis sueños. Primero pude representar a mi país y después, jugar un Mundial. Me puse la camiseta de la selección y compartí equipo con Marcos Milinkovic, el Ruso (Pablo) Meana, el Caño (Alejandro) Spajic, Gastón Giani, todos tipos que miraba en la TV y los admiraba. En ese momento, me sentía uno de los más suertudos del voleibol argentino. Poder participar de unos Juegos Olímpicos, y después en el Panamericano poder subirme al podio, fue algo increíble. Por eso, siento que mis sueños fueron re-cumplidos. Ahora siento que tengo que mantenerme en la selección para ayudar a los que vayan llegando. Y en Tokio, quizás estemos más cerca de los últimos dos partidos.

– ¿Pensás volver a jugar a la Argentina?
– Siempre digo que si vuelvo lo quiero hacer para jugar, no para hacer sombra. Entiendo que si regreso debe ser para sentirme bien y que pueda ayudar a la liga, como sucede con Pablito Crer, (Javier) Filardi, (Martín) Ramos, que todos fueron también a los Juegos Olímpicos. Pero por ahora es complicado, porque tengo contrato. Y la verdad que los contratos que se acuerdan acá son complicados de que se puedan hacer allá. Por ahora vivo del voleibol. Pero quiero volver estando bien, no a los 38 años ya retirado. La verdad que no lo descarto, pero… Es real que soy muy familiero y quizá me pinta en cualquier momento volver a mi casa, a jugar en la Argentina.

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Julio Velasco sobre De Cecco: «Cuando era chico lo identifiqué rápidamente como un jugador de buena perspectiva»

Luciano es uno de los grandes jugadores que tiene la Argentina actuando en el exterior. Es uno de los deportistas que se consolidó y fue creciendo en el tiempo. Creo que aún tiene un margen de mejora importante. Es un jugador que tiene grandes condiciones técnicas. Lo vi por primera vez cuando prácticamente era un nene, cuando Jon Uriarte, que es muy amigo mío, era su entrenador y recuerdo que al verlo le pregunté inmediatamente a Jon por el nombre de ese chico que era de Santa Fe. Lo identifiqué rápidamente como un jugador de buena perspectiva. Y la verdad es que espero que no sólo crezca individualmente, sino que lo haga a nivel de resultados. Espero que con su nuevo club obtenga grandes resultados, porque creo que esa es una de las cosas que le falta ahora a Luciano: tener grandes conquistas con el seleccionado y con su club (Sir Safety Perugia) para dar el salto definitivo. Si bien ya es uno de los armadores más considerados a nivel internacional, entiendo que tiene que ambicionar todavía un salto más grande.

En la selección, su presencia es importante. Es el capitán lógico del equipo, después de Filardi. Tenía las características para hacerlo. No elijo al capitán por cosas muy puntuales, simplemente tengo mucho en cuenta la edad, un poco cómo se relaciona con el grupo y ese tipo de cosas.

Luciano es un jugador más bien intuitivo. Donde creo que tiene que seguir creciendo es en la estrategia. Su costado intuitivo es muy bueno, pero tiene que mejorar un poco más en la estrategia racional del juego.

Nota: Diego Morini – La Nación (24/12/2016)

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