Este lunes por la noche llegó desde México la Selección Juvenil que enarboló una actuación histórica en el Mundial Sub 21. Un equipo que fue dejando en el camino a las grandes potencias con un nivel superlativo que lo llevó hasta el segundo lugar del podio.
Pasadas las 10 de la noche, los doce jugadores y el cuerpo técnico completo traspasaron las puertas de los arribos internacionales y allí los esperaban los que están siempre: la familia. Hasta allí fueron los Johansen, los Danani, los Bitar y los Luengas, todos ellos de Buenos Aires pero representando a las todas las familias de estos jugadores que representaron a la Argentina de la mejor manera.
A pesar del cansancio en su rostro (no pasaron ni 24 horas de la final contra Rusia) y con la medalla soñada en el cuello, todos mostraron su satisfacción por lo logrado, aún con las sensaciones encontradas por haber estado tan cerca de la máxima consagración.
Se trata de un grupo que se merecía un logro de esta magnitud. Más de una vez estuvo cerca de la consagración sudamericana como en el Pre Menor 2010 y el Menor 2012 cuando Julián Álvarez era el técnico de esta camada, pero siempre se había quedado en la puerta.
Y en este Mundial fue demostrándose y demostrándole a todos que estaba para grandes cosas. A pesar, incluso, que ese camino incluía escollos muy difíciles. Porque la primera ronda fue durísima y debió definir la clasificación, nada más y nada menos, que contra una potencia mundial como lo es Polonia.
Ellos jugaron un partidazo con un triunfo 3-1 que significó el primer gran resultado. Pero en la segunda ronda se venía Brasil, rival al que esta camada nunca le había podido ganar un partido oficial y que llegaba de ganarle a Irán y China, ambos fuertes en esta categoría. Y ellos enarbolaron un 3-0 inolvidable para que Argentina potencie sus expectativas y todos hablen de este equipo argentino en Tijuana.
Pero la historia no terminó ahí. Más triunfos en sets corridos con un gran rendimiento (ante Turquía e Eslovenia) confirmaron que lo anterior no fue casualidad y el sueño de llegar a las semifinales ya era una realidad. Y fue la primera gran revancha para esta camada que en el Mundial Menor se había quedado en la puerta al caer contra Irán en cuartos.
El siguiente rival, China (semifinalista en el mencionado Mundial Menor 2013). Y otro 3-0 tremendo ante un rival durísimo que multiplicó la alegría y las expectativas de este equipo que jugó como nunca. La final, con dos capítulos diferentes. Dos primeros sets increíbles de la Selección y el resurgir de Rusia (máxima potencia Mundial) para consagrarse 3-2.
Más allá de esa final que estuvo tan cerca, esta Selección Juvenil construyó un Mundial histórico por llevar a la Argentina a su segunda final en esta categoría, por la calidad de los rivales que superó y por el nivel que mostró. “Argentina juega un gran voleibol, es muy interesante. Es un juego muy diferente al común de todos y muy rápido”, destacó Mikhail Nikolaev, el técnico de Rusia campeón.
Un grupo de oro conformado por Matías Sánchez, Gaspar Bitar, Bruno Lima, Germán Johansen, Joaquín Gallego, Gastón Fernández, Edgar Vieira, Brian Melgarejo, Nicolás Lazo, Ramiro Nielson, Ignacio Luengas y Santiago Danani. El cuerpo técnico lo integraron Alejandro Grossi, Valentín Rolandelli, Sebastián Carotti, Damián Poglajen, Tomás Galimberti y Pedro Seret.
María Eugenia Candal
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