Hace menos de tres años atrás festejaba una doble consagración en las Copas Argentinas en Chapadmalal como el máximo hito de su historia en el vóley. Y, sin saberlo, fue uno de los primeros capítulos de una frenética historia que lo llevó hasta que la Liga Nacional más importante del país lo invite a participar de ella.
Once Unidos pasó a estar en las primeras planas de las competencias de inferiores en los últimos años, también a partir de la llegada de la mayoría de la base que estaba en Ce.De.Tal.Vo., club que había desarmado el vóley.
Así, con su estructura y plantel rico que ya tenía, Once Unidos empezó un trabajo de desarrollo que en 2017 traspasó los límites bonaerenses cuando en las Copas Argentinas Sub 17 y Sub 19 se consagró campeón. Y fue ahí cuando este club marplatense empezó a estar en boca de todos a nivel nacional, pero esa trascendencia se centraba fundamentalmente a nivel inferiores. Hasta fines del 2018.
En noviembre de ese año y después de otro año con participaciones destacadas en las Copas Argentinas, Once Unidos decidió jugar la Liga B1 en Chapadmalal. La cercanía y el hecho de decidir afrontarla con sus jugadores lo hicieron más posibles en lo económico. Sin objetivos altos pero con la idea de medirse, compitió con los equipos de mayores con el saldo de un inesperado subcampeonato.
Ese segundo puesto en la Liga B1 implicó la plaza ganada para ser parte de la A2 que comenzaría tan sólo dos meses después. ¿Y ahora? ¿Cómo conseguir el presupuesto en tan poco tiempo al mismo tiempo que las ganas explotaban por dentro?
Así, Once Unidos empezó una carrera contra reloj para conseguir sponsors. Y con el sacrificio del club, sumado al de las familias que son parte del vóley del club lo logró. Así fue como en cada partido de local se vendieron los abonos, los padres instalaron puestos en las inmediaciones de la cancha para vender comida y los propios jugadores también lo hacían post partido.
De esta manera, el club logró la participación en la A2 2019 que comenzó en enero de ese año y en el que también pasó a estar en boca de todos por su convocatoria: el club logró que la gente se identifique con el proyecto y se convirtió en una de las plazas que más gente llevó en cada partido de local.
Y el objetivo lo cumplió: mantuvo la plaza y además hizo un buen papel en la fase regular y el primer cuadrangular en el que compitió en Catamarca con Ateneo, Jujuy Vóley y San Lorenzo.
Para la A2 2020 las metas se renovaron y más allá de seguir apostando a un plantel 100% local, contó con la vuelta al vóley indoor de un jugador de la casa: Mauro Zelayeta. Y los resultados volvieron a acompañar en una fase regular donde fue parte de la zona más pareja y luego con un buen desempeño en el triangular de Rosario donde quedó primero. A su vez, se venía un enorme desafío en San Juan en el sueño de llegar a las semifinales cuando la pandemia frenó todo.
A pesar de esa espina, poco después les llegó otro mimo: la invitación a ser parte de la Liga A1. Si bien es cierto que se da en un marco en el que la A1 busca reinventarse en un presente difícil en lo económico y en cantidad de equipos, que se hayan fijado en el club marplatense es un reconocimiento. Un club que apenas lleva dos años de competencias a nivel nacional y caminó todos los pasos desde la B1 hasta el presente.
Y así como en aquel 2018 cuando se encontró clasificado a la A2 empezó a moverse contra reloj para llegar a jugarla, hoy vive la misma historia, pero para escalar un paso más, el más alto.
María Eugenia Candal
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