Para los que no lo escucharon ni lo vieron nunca, es la versión adaptada del vóley para personas con discapacidad motriz. Nació como la mayoría de los paradeportes luego de la Segunda Guerra Mundial, en Holanda. Si bien tardó en conocerse y difundirse en América Latina, es uno de los deportes Paraolímpicos con mayor adherencia de naciones y por ser juego de equipo, uno de los más importantes en cuanto a cantidad de atletas.
En Argentina tuvo un inicio a mediados de los 90 pero no llegó a arraigarse por lo que se produjo una pausa hasta el 2015 donde volvió a surgir, pero ahora con “otro mundo”. Era impensado 20 años atrás, que una foto pudiera verse por miles de personas en 5 minutos.
Hoy el Paravoley está creciendo, y desarrollándose tanto en Buenos Aires como en algunas provincias del interior. Si bien el objetivo mayor es llegar a representar al país en competencias internacionales, nos interesa establecer una competencia regular donde puedan incluirse jugadores sin discapacidad física. Esta modalidad contribuiría no sólo a mejorar el nivel técnico táctico de los deportistas que están en su proceso de aprendizaje, sino también a visibilizar y generar una interacción de diferentes realidades que desde donde se lo mire es enriquecedor para todos.