Uno llegó al vóley luego de que lo “descubrieran” en unas Olimpíadas barriales en Jujuy, mientras que el otro acompañó a un amigo, lo invitaron a jugar y así dio sus primeros en la Escuela de Vóley de Yarará de Misiones. Son orígenes poco comunes, pero Rodrigo Soria y Wilson Acosta hicieron su camino y hoy son protagonistas de una Selección Argentina medallista en un Mundial, un privilegio para pocos.
En Jujuy son tradicionales las Olimpiadas barriales en las que los chicos practican y compiten en distintos deportes como el fútbol, básquet y vóley. Fundación Jujuy Vóley hace un trabajo de captaciones allí y así fue como un día vio un chico alto y con buen biotipo que llamó su atención. “Me vieron jugar y me invitaron a entrenar. Acepté la idea de ir a probar, me gustó y me quedé”, relata el central de 18 años.
El caso de Wilson Acosta, opuesto de Misiones, es algo más curiosa. Nació en Cerro Azul y él mismo relata cómo llegó al vóley en el 2011: “Un amigo me dijo que lo acompañe, que vaya a ver, pero no estaba en mis planes jugar al vóley. Cuando fuimos faltaba uno y el técnico me dijo si quería jugar. Me gustó y me enganché enseguida”. Sus comienzos fueron en la Escuela de Voley Yarará, todavía sin federarse.
Su camino en el vóley fue creciendo y decidieron apostar por esto. Rodrigo Soria tuvo la oportunidad de entrenar en un nivel de Liga y formó parte de la A2 2018 y 2019 en las que Fundación Jujuy Vóley fue campeón y subcampeón, respectivamente. En la última tuvo más protagonismo y llamó la atención con sus buenos rendimientos. “Me ayudó bastante la Liga, crecí tanto en lo deportivo como en lo personal, me marcó mucho esta A2 en Jujuy”.
En el caso de Wilson Acosta, hoy en Defensores de Banfield, en 2017 quiso avanzar y apostar por esto y su vida cambió de golpe. De su Misiones natal a Buenos Aires sin escalas. “Tenía ganas de venirme a Buenos Aires, con mis viejos ya lo habíamos hablado. San Lorenzo me abrió las puertas y me hizo una buena oferta, no lo dudé. La decisión de venirme no fue difícil, pero el cambio y adaptarme tan rápido a vivir en Buenos Aires no fue fácil, pero logré adaptarme”.
En estos tiempos vertiginosos y de cambios para los dos, quienes apostaron a seguir su carrera en Buenos Aires (Rodrigo Soria pasó a Ciudad en este 2019), este año les guardó otra sorpresa. A principio de año el nuevo técnico de la Selección Menor, Pablo Rico, los citó para iniciar los trabajos en un año que el Mundial de Túnez parecía a años luz.
Más allá de haber estado en carpeta previamente y de haber jugado algún Abierto como en el caso de Acosta en 2016, eran dos de los “nuevos” de una camada que venía de ser subcampeona del Sudamericano de la categoría en 2018.
“Por suerte, el grupo que me tocó es excelente, me recibieron y me sumaron muy rápido. En lo deportivo, creo que fui de menos a más, me fui soltando de a poco y ganando la confianza del entrenador”, contó Rodrigo Soria, mientras que Wilson Acosta contó: “Cuando me convocaron me puse muy feliz, era algo que quería y el grupo me integró muy bien. Hasta ultimo momento estuve a la espera para ver si quedaba para el Mundial, fue muy peleado todo, pero me entrené al 100% para quedar y por suerte se me dio”.
“Creo que fue un premio al esfuerzo que hice durante los últimos dos años. No lo esperaba, si bien era el objetivo que me había propuesto a principio de año no me imaginé que se me iba a dar y todo tan rápido”, confesó Rodrigo Soria.
El Mundial de Túnez ya era un sueño cumplido y con la confirmación de ellos en el plantel, Soria se convirtió en el primer jugador masculino nacido en Jujuy en integrar una lista oficial para un torneo de esta magnitud. En el caso de Wilson Acosta, los antecedentes datan de la época de Diego Stepanenko y Aldo Steinhorst, con presencia en Liga Mundial y Sudamericano Juvenil, respectivamente.
Y su felicidad se potenció cuando Rodrigo y Wilson avanzaron en el Mundial hasta una medalla de bronce inolvidable, un hecho que Argentina sólo protagonizó en 2009 en esta categoría y sólo superada en 2015 por la medalla de plata en Chaco.
“El momento de recibir la medalla fue la sensación más hermosa que me tocó vivir”, dijo emocionado el central, y agregó: “Fueron muchas cosas, me acordé de todo el esfuerzo que se había hecho para llegar ahí, de las veces que me tocaba levantarme un domingo a la mañana para entrenar, no tener ganas y mis papás insistiéndome para que vaya, también cuando se extrañaba mucho a la familia”.
Y para el final, Rodrigo Soria se guardó la dedicatoria: “ Principalmente a mi tía que hoy no se encuentra presente en vida, pero siempre me acompañó en este sueño, a mi familia que es el pilar más grande que tengo y a todos los que me apoyaron en esta locura que empezó hace cuatro años atrás”.
Wilson Acosta, por su parte, tampoco puede esconder su emoción por todo lo que vivió en Túnez. “Es una felicidad muy grande, un orgullo de mi mismo porque pude lograr lo que quería y estoy muy satisfecho porque me costó muchísimo y tuve que sacrificarme y esforzarme mucho. Pero estoy muy contento y valió la pena”.
Desde Jujuy y Misiones, dos sueños en el vóley que se hicieron realidad, trascendieron fronteras y hoy disfrutan con la medalla de bronce colgada en el pecho.
María Eugenia Candal
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