GALERÍA DE FOTOS – S12 Y S15 OLIMPIA SANTA TERESA
En caso de que el título resulte confuso, en las siguientes líneas será aclarado. El fin de semana, el club Olimpia de Santa Teresa organizó la séptima edición de un torneo Sub 12 y Sub 15 Femenino que cuenta con una marca récord. Hacia allí viajó Somos Vóley, para acompañar y ver en carne propia de qué se trata.
Santa Teresa es una localidad ubicada al sur de la provincia de Santa Fe, a unos 50 kilómetros de Rosario y próxima a la intersección de las rutas provinciales 90 y 18. O, para ser más gráficos, está en el taco de la bota que forma el territorio provincial. Tiene una extensión aproximada de 15 cuadras de largo (10 en el centro, en la Avenida Sarmiento) y 7 de ancho y cuenta, según el censo realizado en 2010, con poco más de 3 mil habitantes.
Tales datos sirven para la descripción de pueblo chico, utilizada en el título y también por algunos de los que integran el Club Social y Deportivo Mutual Olimpia, que son ni más ni menos que los que impulsan este torneo con la misma fuerza y pulmón que cualquier otro. En esta edición 2018 del Torneo Tricolor, a los profes y padres les tocó recibir y atender a 54 equipos, 24 en Sub 12 y 28 en Sub 15, en su mayoría de la cercana Rosario pero también de otras provincias, como las cordobesas de Almafuerte de Las Varillas u Olimpo de Bahía Blanca, que es casi una fija en los torneos de inferiores, sin importar los kilómetros a recorrer.
Ahora bien, ¿es efectivamente el pueblo más chico con un abierto de vóley? Los principales contendientes serían Pozo del Molle y Devoto, ambos en Córdoba y con torneos, pero tienen respectivamente 5680 y algo más de 6 mil habitantes. San Guillermo, más al noroeste de Santa Fe y al borde de Córdoba, registró 7800 en la misma referencia de 2010 y luego ya aparecen ejemplos de cinco dígitos, como el reconocido Villa Ocampo (19 mil habitantes), El Trébol (casi 17 mil) o Las Varillas (20 mil). Así que sí, Santa Teresa parece ser el pueblo más chico con torneo de vóley.
Semejante muestra de pasión no podía esquivar por más tiempo a la lente de Somos Vóley, que estuvo presente para presenciar cómo el pueblo, por dos días, se empapa de vóley. La razón bien podría ser matemática: con un promedio de 10 personas por plantel (9 jugadoras y un profe; hubo equipos con menos y otros con más en Olimpia), más un padre que acompañe a cada chica (los variados ejemplos de familias completas amortizan a los casos de chicas Sub 15 que viajan solamente con profes), se trata de 1080 caras nuevas de visita. Más de un tercio de la población total del lugar vino de afuera y recibió esa hospitalidad clásica de pueblo, la que no duda en abrir las puertas del hogar, o que siempre deja los autos sin la traba puesta.
Así, el sábado y el domingo la agenda pasó por los remates, las chances de clasificación en los triangulares y demás menesteres del deporte. El vóley no sólo copó las tres canchas del club, sino también la Escuela Secundaria de la ciudad, en donde se plantaron dos redes más. Y hasta le ganó terreno a un evento de nivel comunal, porque fue fin de semana de comunión en la Parroquia Santa Teresa de Jesús, adyacente al club Olimpia. Varias de las chicas recibieron dicho sacramento y luego, en lugar de organizar comida familiar o reunión, como es habitual, se calzaron las rodilleras y volvieron a la cancha. Hasta había pelos planchados para fiesta…
En lo deportivo, cinco equipos se lucieron en el desarrollo de Sub 15, pero sólo cuatro llegaron a semifinales: el bicampeón Gimnasia y Esgrima de Rosario, Almafuerte de Las Varillas, el local Olimpia, Red Star y Olimpo de Bahía Blanca, este último el que quedó afuera del cuarteto final. Las semis quedaron en poder de las defensoras del título y de las cordobesas, que luego, a última hora del domingo, protagonizaron una final bárbara, luchada hasta el último punto del 15-13 que le dio el tricampeonato a GER, por 2-1 en el global.
En Sub 12, en tanto, hubo desquite para Olimpia, que no había podido en semifinales de la categoría más grande. Las dueñas de casa ganaron la definición con buen margen sobre El Tala de Rosario y se consagraron por primera vez entre las más chiquitas. Aunque, si bien ese trofeo quedará en las vitrinas, el mayor valor agregado es sin dudas el haber llegado a la séptima edición de este “Olimpito” (así lo bautizaron las nenas) que aspira a seguir creciendo.
Sergio López
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