Santiago García Domench y una decisión de vida que desafía a la lógica

by Sergio Lopez
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Es tan amplio el cúmulo de argentinos inmersos en la escena internacional que hay historias de todos los colores. La de Santiago García Domench es una que, por estos días, está cambiando sus matices. Es que, luego de más de un lustro exitoso en el voleibol de Alemania, el DT argentino decidió pegar la vuelta para sus pagos.

Antes de contar el hoy, hay que contar el ayer. Fue en 2011 cuando el entrenador, en ese entonces en Club de Amigos, recaló en Bühl, Alemania, para trabajar en el TV Bühl que todavía dirige Rubén Wolochin. El paso de Wolochin por Vélez Sarsfield fue lo que posibilitó esta puerta hacia el exterior para García Domench, que recuerda: “No fue una decisión fácil dejar Amigos, pero la idea de trabajar full time en el deporte que me apasiona, con tantas posibilidades de aprendizaje, hizo que me decida por aceptar la propuesta.”

Así, él pudo lograr lo que muchos, no sólo en el vóley sino en cualquier atmósfera profesional, persiguen de por vida, a veces sin conseguirlo siquiera: pegar el salto hacia afuera. Encima, a Europa, lugar hacia el que mucha gente se embarca incluso sin trabajo, en busca de poder instalarse y vivir allá.

A veces, claro, estas aventuras no llegan a buen puerto. Una serie de objetivos no cumplidos podría ser tranquilamente el disparador de un regreso a casa, pero no es el caso de García Domench, que enumera los resultados que llegaron desde los albores: “Esa primera temporada logramos jugar los Playoff por primera vez en la historia del club, lo que fue un gran éxito. Después, ingresamos cada año a los Playoff y en tres oportunidades logramos jugar las semifinales de la Bundesliga, y la misma cantidad de semis en la Copa de Alemania. En el año 2014 tuvimos una experiencia grandiosa en la CEV Cup, también hasta semifinales dejando a grandes equipos en el camino, y recuerdo además la final de la Copa Alemania 2015/2016, que la jugamos ante 14 mil personas en un evento que todos vamos a recordar por siempre.”

El rol de García Domench también fue el de entrenador y coordinador técnico de las inferiores masculinas de Bühl, un trabajo que aquí es común en los clubes, pero que en Alemania arrancó de una base mínima y entregó frutos consistentes en estos seis años. “Empezamos con un grupo de Sub 13 y Sub 14, de categorías 1999 y 2000, que eran prácticamente los únicos jugadores en los equipos de base masculinos. Con ellos fuimos marcando el rumbo; fueron campeones provinciales desde Sub 13 hasta su presente en Sub 20, algo que los grupos siguientes repitieron. Hoy, por segundo año consecutivo tenemos el título en todas las categorías”, recapitula.

Además de participaciones en la Copa Alemania con esa misma base, los chicos comenzaron a proyectarse al primer equipo de Bühl (cuatro de ellos debutaron esta temporada en la Bundesliga, con 17 y 18 años) y también más allá: “Julian Hondmann (1999), Simon Gallas (2001) y Leon Meier (2002) fueron convocados estos años a la Selección Menor de Alemania, lo que nos confirma que estamos en el camino correcto. Hemos generado jugadores con posibilidades de ser profesionales; la gente de Bühl sabe que de nuestras inferiores surgen chicos con chances de llegar.”

En paralelo, en los dos últimos años trabajó también en la Selección de Noruega, equipo en el que, como segundo entrenador y estadístico, compartió algún torneo con Axel Jacobsen (que por su doble nacionalidad juega para Dinamarca), en el marco de los procesos clasificatorios para Campeonato Europeo y para el próximo Mundial 2018. “Fue una gran experiencia para vivir lo que significa trabajar con un equipo nacional, con tiempos y formas muy distintos a los del club, y también para conocer la gente y cultura de un país muy distinto al nuestro”, remarca.

En ese último plano, el cultural, está el doble filo que termina de explicar esta decisión. Porque también encuentra palabras positivas García Domench en ese sentido, pero el corazón tira. “Todos estos años en Alemania fueron muy buenos a nivel personal y profesional. Aprendí mucho como entrenador, me fortalecí en idiomas y conocí lugares nuevos. La vida en Bühl es muy tranquila en todo sentido: no hay delincuencia, pobreza, ni inseguridad y al ser un pueblo, son todos muy amables y atentos, especialmente con los que trabajamos en el club local”, destaca.

Sin embargo, el resto de su explicación es la razón de la vuelta y él lo explica consciente de su elección: “Pareciera ser que Bühl debería ser mi lugar en el mundo, pero quiero estar más cerca de mi familia y de mis amigos, para compartir más el día a día con ellos y disfrutar de nuestro país que tanto criticamos, pero que estando afuera se extraña. Estoy intercambiando la estabilidad económica, la seguridad y la tranquilidad de un pueblo entre las montañas alemanas por otras cosas.”

¿Qué cosas? Con eso remata la charla: “La cercanía con mi familia, disfrutar de mis sobrinos estando con ellos y no por Skype, la compañia de mis amigos tomando unos mates o comiendo un asado, la posibilidad y el desafío de volver al voleibol argentino… Y muchas otras razones que uno valora más estando alejado de su lugar.”

Sergio López
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