El vóley siempre encierra historias que son una lección para todos y sin dudas esta es una de ellas. Verlo es un ejemplo de vida. Es enseñanza. Es saber que ningún obstáculo te puede detener si querés hacer lo que te gusta.
El protagonista de esta historia es Omar Flores, un tucumano que de nacimiento padece un problema en su pierna que no le permite caminar con normalidad, sino que más bien debe renguear. Y eso no fue motivo para no acercarse al deporte y más precisamente al vóley.
Es armador y juega en el equipo de Master Vóley de Monteros Vóley. Emociona verlo. Juega con naturalidad, disfruta y se adaptó totalmente a jugar de esa manera aunque le cueste algunas caídas y revolcones por el piso. Y el equipo se adaptó a jugar con él de gran manera.
En la Copa Argentina en San Juan se dio el gran gusto de salir campeón con los +45 en una final pareja contra UNSJ y, como si fuera poco, fue elegido el mejor armador de esa categoría. Sin lugar a dudas, recibió el aplauso más fuerte y sentido de toda la entrega de premios.
En medio de un vóley algo contaminado en algunos ámbitos, verlo a Omar Flores es aire puro, no sólo para este deporte sino para la vida. Es sinónimo de sacrificio, superación y una enseñanza de cómo afrontar una adversidad. Una historia que habría que repasar todos los días para seguir adelante y no caer.
María Eugenia Candal
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