Match ball de un electrizante tie break, ataca el rival y unas manos rojinegras lo frenaron. Desde el segundo que la pelota tocó el piso se desató un festejo tan multitudinario como emocionante. Para los que eran parte y los que no. En la cancha, en el banco de suplentes y en las tribunas sobraron las lágrimas y la sensación de ¡al fin!
Durante 15 años Mar Chiquita amagó con terminar en lo más alto del podio pero sólo llegó hasta el segundo escalón. Los primeros en alcanzar una final fueron los Sub 16 con la camada de Juani Macció, Rodrigo Ronda y Valentín Forastiero, en el 2004, pero no pudieron con el Boca de Nicolás Bruno, entre otros.
Y así se fueron sucediendo finales en diferentes categorías y ramas: 2007 Sub 14 y Sub 18 masculina, 2010 Sub 18 femenina, 2017 Sub 13 masculina, 2018 Sub 13 femenina y Sub 17 masculina y, por último, 2019 Sub 15 femenina hace muy pocos días atrás.
Ocho veces a la final y ocho veces quedándose en la puerta. Un karma. Una mochila para un club que dio vueltas olímpicas por todos lados, aportó decenas de jugadores a los seleccionados bonaerenses, también a la Selección Nacional, jugó Liga masculina y femenina, pero tenía una gran asignatura pendiente: la Copa Argentina.
Mar Chiquita es un club muy especial dentro del vóley nacional en el que el sentido de pertenencia e identidad con los colores se rige más con la pasión que otra cosa. Será por eso que el sábado en Chapadmalal no sólo estuvieron los familiares de las Sub 13 que jugaban la final, sino también inferiores de las dos ramas, padres, tíos, jugadores mayores, ex jugadores, ex técnicos y demás allegados que, una vez más, le dieron color a la ilusión del campeonato.
También estaban en las tribunas Carlos, Javier y Santiago Tadey, una apellido directamente ligado a Mar Chiquita Vóley sea donde sea. Y, posiblemente, en el caso de Santiago y Javier, las dos personas más emocionadas desde el instante que la pelota picó en el piso. Claro está, junto a la “Choco”, la entrenadora que en ese mismo momento corrió, trepó la tribuna y se fundió en un abrazo interminable junto al “Colo” Tadey.
Imágenes como esa se reprodujeron por largos minutos en todo el estadio. Emoción, alegría, alivio y por su puesto: orgullo. La novena fue la vencida para Mar Chiquita. Salud campeón argentino.
María Eugenia Candal
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