Periodista, líbero, hijo… El Perfil de Juan Manuel Mendez sobre el padre de la criatura Sada Cruzeiro

by Martín De Rose
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Desde que llegó a Brasil en el 2009 fue tres veces campeón del mundo (2013, 2015, 2016) en cinco finales consecutivas. Marcelo Méndez, el entrenador argentino del Sada Cruzeiro, construyó al segundo equipo más ganador en la historia del torneo, detrás de Trentino. Antes del Sada, lo máximo para un equipo de Brasil había sido una final. Un total de 23 títulos regionales, nacionales e internacionales, en 27 finales disputadas.

Escribir un perfil de Marcelo Méndez sería completar páginas con logros y medallas, pero intentamos indagar en su vida. Y para ello, nos comunicamos con el periodista que más lo conoce en todo el planeta. Su hijo, Juan Manuel Méndez, que además es jugador.

Antes del próximo enfrentamiento familiar, que será el sábado 5 de noviembre desde las 14:00 horas de Brasil, en vivo por RedeTV (TV Abierta), Juan Manuel semblanteó a su padre, voraz ganador de títulos en Brasil. Un lujo para www.somosvoley.com

Juan Manuel Mendez

Juan Manuel Méndez y el perfil más placentero de su vocación periodística

MARCELO MÉNDEZ, EL CAMPEÓN DE TODO
POR JUAN MANUEL MÉNDEZ 
@juanmamendez1

Créanme, fue increíble verlo triunfar a lo largo de todos estos años. Todavía me acuerdo de aquel Microestadio lleno, cuando mi papá fue campeón con River ganándole la final a Club de Amigos, allá por 1998. Yo sólo tenía 3 años, pero es inevitable que vengan algunas imágenes a la cabeza. Encima, todo se estaba dando para que no se gane esa primera liga: mi hermano Nicolás, que en esa época tenía 6 años, estaba en el hospital y, debido a eso, no pudimos ver los dos primeros partidos de la serie (al mejor de 7), justamente los dos que perdió. Por suerte, Nico se puso bien y fuimos a ver el resto de los partidos. Sí, el amuleto de la suerte de mi papá somos nosotros, la familia. River ganó la serie 4-2 (ganó cuatro partidos consecutivos) y se consagró por segunda vez en la historia campeón de la Liga Argentina de Vóley. La anterior había sido con mi papá como jugador.

¿Y cómo olvidar aquel Súper 4 en el Luna Park? River fue como convidado de piedra, entró en el último suspiro. Nadie daba un peso por ese equipo. Año 2001. Encima uno de los mejores jugadores del equipo, el venezolano Heriberto Quero, estaba lesionado. Pero, creer o reventar, River sorprendió a todos ganándole la semifinal al Rojas Scholem de Hugo Conte y la final a Bolívar, el equipo de Tinelli que estaba lleno de estrellas y con un marco de 8000 personas asistiendo el partido. River, obviamente, jugando con un tal Alexis González (actual líbero de la selección argentina), Diego Gutiérrez (actual armador de River, con 40 años), Diego Bonini (el desconocido suplente de Quero que hoy es uno de los principales opuestos de la Liga Argentina), entre tantos otros.

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Su éxito con Son Amar Palma de Mallorca lo llevó a la Selección de España

Su éxito con Son Amar Palma de Mallorca lo llevó a la Selección de España

Algo de especial ya debía haber en ese entrenador, ¿no?

Noviembre de 2004, Argentina en una pésima situación. Como era de esperarse, River también, tanto deportiva como económicamente. Mi papá siempre cuenta la anécdota de que iba a la confitería de River a tomar un café con sus grandes amigos, el preparador físico Fernando Gómez y el asistente Rubén Eiras, y cuando miraba para la billetera, no tenía dinero para pagar ese simple café. Él sabía que algo tenía que cambiar, algo no estaba bien. El país mal, siete derrotas consecutivas en la Liga, situación económica inestable, falta de posibilidades… Él no quería estar sin poder crecer.

Pero todo a su tiempo. Fue en ese mes que comenzó a construirse una linda historia, la que me llena de orgullo contar. Un día mi papá recibió un llamado de España. Era Alexis González, aquel líbero campeón del Súper 4, ahora actuando para el Son Amar Palma, contando que le habían preguntado por un entrenador y él dio su nombre. A los pocos días, recibe el llamado del armador del equipo, Miguel Ángel Falasca, para hablarle sobre las condiciones. No era un salario muy alto ni nada seguro (tan sólo 6 meses de contrato), había que dejar atrás los trabajos como profesor de educación física y tantos años en River. Y mi mamá en el comienzo de su tercer y último embarazo (mi hermanita Pilar). Pero valiente y perseverante, como el apellido Méndez manda, mi papá aceptó el desafío. Él vio la chance de crecer, mejor que nadie él sabe que si quiere cambio verdadero debe caminar distinto, realizar ciertos “sacrificios”.

Ah, y fiel a su estilo, cortó la racha de 7 derrotas consecutivas ganándole a la constelación de Bolívar. Partió el día 11 de diciembre de 2004 a Palma de Mallorca. Partió sólo.

Como era de esperar, cuando mi papá llegó a España, no faltaron los prejuicios por ser sudamericano en el viejo continente. Pese a las críticas, confiando fuertemente en sus capacidades, y con el apoyo de su familia a la distancia, supo callar bocas.

En febrero del 2005 conquistó la Copa del Rey. La final fue transmitida nada más ni nada menos que por la TVE (Televisión Española), y yo lo podía ver a mi papá después de 2 meses de alguna manera, porque en casa no teníamos una computadora moderna ni teléfonos celulares.

Su hijo Juan Manuel es líbero de Juiz de Fora y periodista deportivo

Su hijo Juan Manuel es líbero de Juiz de Fora y periodista deportivo

Fueron 6 meses sin verlo, pero realmente valió la pena. Volvió a la Argentina, pero no para quedarse, sino para llevarnos a España junto con él y así poder continuar escribiendo esta magnífica historia.

El resto, ya lo saben. Tres ligas españolas ganadas, una final de CEV Cup, otra final de Top Teams Cup (perdida 15-13 en el tie break contra el Piacenza de Marshall, Grbic, Serginho, entre otros, el día que más lloré en mi vida), y un quinto puesto en la Champions League, que es hasta hoy el mejor resultado de un club español en la máxima competición europea, entre tantos otros títulos. Fantástico.

Por el equipo han pasado jugadores que hasta el día de hoy admiro, como el argentino Alexis González, el argentino-español Miguel Ángel Falasca, el astro francés Stephane Antiga, y los brasileños Rodrigo Freitas y Vinicius Mendes.

En los años 2007 y 2008 mi papá tuvo la difícil tarea de asumir la selección española, carente de grandes estrellas, pero con una directiva muy exigente, todavía más porque se trataba de un argentino en el comando. Por los periodistas españoles no era muy bien visto. Aunque no interesó, él continuó con la humildad que lo caracteriza haciendo su trabajo y, para empezar, consiguió un meritorio quinto puesto en la World Cup 2007 en Japón.

El objetivo era clasificar a los Juegos Olímpicos de Beijing 2008, y como todos saben, clasificar en Europa es extremadamente difícil.

Hora del pre-olímpico europeo, en el cual se consiguieron grandes victorias ante selecciones como Italia y Polonia, dos grandes potencias. Y llegó a la tan ansiada final contra la temible Serbia de Ivan Miljkovic. Aunque, otra vez, le persiguió ese maldito fantasma del 15-13. Ese 3-2 en la final contra Serbia, el hecho de ser argentino y la no inclusión del ícono español Rafa Pascual, fueron fuente de críticas. Lo conseguido por esa humilde selección no fue valorizado en su momento. Pero el tiempo siempre entrega razones.

La última temporada en España, la 2008/2009, en la que comenzó la fuerte crisis europea, fue una de las más productivas y divertidas en la vida de mi padre. La pérdida de algunos jugadores por falta de dinero significó la oportunidad de mi hermano Nicolás de disputar su primera liga, con tan solo 16 años.

Luego de cinco grandes temporadas en el viejo continente, mi papá tuvo que volver a la Argentina, e increíblemente encontrar equipo fue mucho más difícil de lo que parecía. Aún preguntándose qué fue lo que hizo para no recibir llamados, supo ser paciente y esperar.

En junio del 2009, el brasileño representante de jugadores, Geraldo Maciel, se comunicó con mi papá para contarle sobre el nuevo proyecto Montes Claros, el presupuesto disponible, y que no habían contratado un sólo jugador, siendo que todos los equipos ya estaban montados.

Claro, él asumió el equipo y comenzó a darle forma con sus grandes conocimientos y jugadores brasileños desconocidos, o los “perdidos” en Europa, hoy considerados estrellas de la liga brasileña, como son los casos de Brendle, Rodriguinho, Diogo o Lorena.

Como era de esperar, no todo fue color de rosas. Las primeras 2 semanas de pretemporada tuvieron que ser realizadas en una plaza en el centro de la ciudad por falta de instalaciones y, como frutilla del postre, no realizó una gran fase regular del Campeonato Mineiro.

Contra todo pronóstico, y pese a las adversidades, le ganaron en la semifinal del Mineiro al equipo con el que hizo historia mi papá posteriormente, Sada Cruzeiro, y al mítico Minas Tenis Clube, en el gimnasio de Minas, luego de ir perdiendo 2-1 en sets y 21-16 en el cuarto, al grito de “é campeão” por parte de la hinchada local. Este Mineiro y la copa Desafío Globo conquistada después de ganarles a equipos como CIMED (multicampeón de la liga), son los únicos títulos conseguidos por Montes Claros hasta hoy, y los dos fueron precisamente con Marcelo Méndez al mando.

El dueño de Sada Cruzeiro, el italiano Vittorio Medioli, no conseguía entender cómo un argentino, desconocido en tierras brasileñas, llega de la nada y conquista dos campeonatos de gran importancia para ellos con un elenco completamente nuevo que comenzó a entrenar un mes después que el resto de los clubes.

Hoy Méndez disfruta la gloria que no persiguió, pero para la que trabajó

Hoy Méndez disfruta la gloria que no persiguió, pero para la que trabajó

Fue así que, antes de comenzar la Superliga, el mismísimo Vittorio llamó a Marcelo ofreciéndole el cargo de entrenador de Sada Cruzeiro y mostrándose dispuesto a pagar cualquier cláusula de recisión que el equipo del norte de Minas Gerais le impusiese.

Con un proyecto serio, un profesional competente y capacitado, y jugadores comprometidos, se consiguen grandes cosas, como por ejemplo, ser tres veces campeón de Sudamérica, o cuatro veces campeón de la Superliga, o hasta ser tricampeón mundial, ganándole incluso a los mejores equipos europeos. Y eso en tan sólo 6 años. Son 29 campeonatos, 27 finales y 23 títulos ganados. Un entrenador que no se cansa de vencer.

Ser el 1

Marcelo Méndez, el DT N° 1 de la Superliga de Brasil

Para ser el mejor, o uno de los mejores, antes se debe pasar por muchísimas cosas, uno es probado constantemente. Pero como dice en la película favorita de Marcelo, “Rocky”: “No se trata de que tan duro golpees. Se trata de qué tan duro puedes ser golpeado y seguir avanzando, qué tanto puedes recibir y seguir adelante”.

Y como mi papá siempre dice: “los comienzos son difíciles y los finales son tristes, lo que importa es lo del medio”. De algo estoy seguro, él está en el medio hace rato…

 

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