La quinta fecha de la Superlega de Italia portó un sabor muy especial para Santiago Orduna. No sólo porque lo puso frente a frente con Padova, el equipo con el que logró el ascenso a la Serie A1, sino también porque con dicho partido cumplió 300 encuentros en la máxima competición italiana.
Orduna nació en Buenos Aires el 31 de agosto de 1983. Tiene un vínculo muy estrecho con el vóley por donde se lo mire: su papá es nada menos que Guillermo Orduna, el entrenador de la primera clasificación histórica de Las Panteras a los Juegos Olímpicos, y además está casado desde hace 6 años con Lucila, voleibolista desde pequeña ella también.
Santiago integró la Selección Argentina entre 2006 y 2008, obteniendo el premio como mejor armador en el Sudamericano 2007 en el que Argentina alcanzó el segundo puesto. Con la celeste y blanca disputó también Liga Mundial, Copa América, Juegos Panamericanos, la Copa del Mundo 2007 en Japón y el Preolímpico previo a Beijing 2008.
En cuanto a los clubes, su carrera fue un ida y vuelta entre Argentina, España e Italia. En Argentina integró las filas de BaNaDe (96/2001), Náutico Hacoaj (2003/2004) y Bolívar (2004/2006), mientras que en España pasó por Vigo (2002), Elche (2006/2007) y Numancia Soria (2007/2008), donde se consagró campeón de la Copa del Rey.
Para su experiencia en Italia, párrafo aparte. Es que ya lleva una década allí: en el 2009 le llegó el llamado de Hugo Conte para disputar la Serie A2 con Catania y desde allí hasta hoy disputa la Liga más competitiva de Europa.
El reciente Mundial para Santiago tuvo otro tinte, porque pudo vivirlo desde cerca como espectador. El armador reflexionó sobre el desempeño de la Selección Argentina: «Fue muy lindo verlo desde Italia; por suerte pude seguir muchos partidos. En algunos momentos vi a la Selección jugar muy bien y en otros no tanto, poco constante. Creo que el equipo tiene muy buena calidad de jugadores, es lo que se demostró en estos años y creo que está a ese nivel, ni más ni menos.»
En estos últimos años, vistió camisetas muy prestigiosas logrando cosas importantes en cada una de ellas, empezando desde Padova, el equipo al que ayudó a conseguir el ascenso a la Serie A1 en el 2014. Luego fue elegido nada menos que para reemplazar a Bruninho en Modena y demostró estar bien a la altura del desafío, con la conquista de la Supercopa 2016 frente a todo su público. Más tarde, pasó a Ravenna y consiguió celebrar a nivel continental, en la Challenge Cup de Europa 2017/2018 derrotando al Olympiakos griego en Atenas. Hoy, defiende los colores de Vero Volley Monza…
– Durante los últimos años jugaste en tantos equipos, ¿cómo te sentís hoy?
– Con respecto al paso de un equipo a otro, es un poco cómo funciona nuestra vida de jugadores profesionales, que nos lleva a decidir año tras año en qué equipo ir a jugar. Por suerte estuve siempre en sociedades de un nivel muy alto: Padova, Modena, Ravenna y ahora acá en Monza en donde encontré condiciones espectaculares. Tenemos un buen equipo, pero tenemos tanto por trabajar todavía y se espera mucho de este grupo de jugadores.
– Hablando exclusivamente de Monza, ¿cuáles son los objetivos, al menos de acá a mitad del campeonato?
– Al momento te puedo decir que tenemos que ver partido por partido cómo va, cómo inicia la temporada para nosotros. Se pretende mucho de este equipo. Creo igualmente que tenemos un plantel lo suficientemente competitivo como para llegar a los Play Off, así que seguramente el objetivo será ese.
– De todos los equipos en los que jugaste, seguramente conservás algún vínculo importante con algunos de los jugadores…
– Sí, claro. El equipo de Ravenna era un grupo muy lindo. Tengo muy buena relación con el Polaco (Cristian Poglajen), mi compañero de mate en todos los viajes. También con el líbero Ricky Goi que lo conozco desde hace tiempo. En general con todos. Tengo una buena relación con el entrenador (Fabio Soli; ex Ravenna y hoy en Monza) y estoy muy contento de que él también pueda estar acá. Y de Modena, también con (Maxwell) Holt, (Earvin) Ngapeth y con (Salvatore) Rossini estamos muy en contacto.
– Dijiste mate… Una de las cosas que para los argentinos que viven en el exterior es muy importante. ¿Qué otras cosas extrañás después de tantos años en Italia?
– Lo que más extraño, lejos, es el dulce de leche. Por suerte lo encontramos en algunos supermercados acá en Italia. La yerba también se encuentra fácil. Cada tanto en casa Lu (Lucila, la esposa) me cocina los alfajores de maicena. Digamos que desde este punto de vista estoy muy contento que las cosas que más me gustan las puedo encontrar.